Un pulso de hambre
Diez islamistas echan por tierra la estrategia de sus abogados al secundar la huelga de sus cuatro jefes
Aquel tipo tenía cuatro coches, una moto, un quad, cuatro pisos, seis garajes y unos bajos comerciales, pero cuando tenía que tratar por teléfono algún asunto principal nunca lo hacía a través del móvil. Se ponía el abrigo encima del pijama y hacía cola en la puerta de la cabina de su barrio, como antiguamente, y hasta es posible que en alguna ocasión tuviera que pedir la vez antes de encargar unos fardos de hachís o apalabrar una entrega de explosivos. Aquel tipo -José Emilio Suárez Trashorras- ya sabía entonces que llevar un teléfono móvil en el bolsillo o un policía a cuestas venía a ser lo mismo, pero ahora ya lo saben todos los delincuentes. Hay días en los que el juicio del 11-M se convierte en un curso CCC del crimen organizado, un máster por entregas de cómo evitar a la pasma. En la loca carrera por que nada quede oculto -no vaya a ser qué-, los acusados asisten a una sucesión de clases prácticas, impartidas por policías y guardias civiles, sobre las técnicas más novedosas para atrapar delincuentes. No parece factible, pero si alguno de los acusados sale finalmente absuelto, será difícil volver a echarle el guante.
-Señores agentes, llévense a Rabei, que lo vean los médicos y, si es necesario, que lo hidraten...
Desde el primer día -hace ya 37 jornadas- el juicio del 11-M ha caminado por sendas paralelas. Una, la puramente jurídica, ha tenido que transitar en la búsqueda de la verdad por terrenos áridos, difíciles de seguir por los no iniciados. Cuando eso sucedía, la otra senda -la mediática- ha venido rápidamente en su auxilio. Tal dualidad ha funcionado bien, incluso muy bien, como si un maestro de la escena las hubiese ido alternando sabiamente. Sucedió también ayer. La jornada se anunciaba densa -informes y más informes periciales sobre tráfico telefónico, balística, análisis de huellas- cuando los acusados fueron entrando en la habitación de cristal blindado. Los andares torpes de El Egipcio, el rostro demacrado del hasta hace unos días atlético Bouchard, la palidez de Belhad...
-Bájenlo a los calabozos y que lo hidraten...
Dos agentes de uniforme obedecen de inmediato al juez Gómez Bermúdez. Entran en la habitación de cristal blindado y sacan a El Egipcio, que ha permanecido tumbado durante unos minutos. El juez aparenta serenidad, pero se le nota menos pendiente del juicio de lo habitual. Por la sala circulan los rumores. Uno habla de que la huelga de hambre es un farol, de que los cuatro acusados que en un principio la iniciaron -los tres citados más El Haski- no han conseguido captar al resto. Pero no es así. Enseguida se sabe que, antes de partir hacia el juicio, 13 de los presuntos culpables han dejado en las tres prisiones madrileñas donde están recluidos el aviso de que secundan la huelga. Luego se unirá el número 14. No se trata de un cualquiera. Fouad El Morabit, el hijo del notario de Nador, es alguien con mucho predicamento entre el resto. Salvo los asturianos, Zouhier y dos árabes sin demasiado peso específico, el grueso de los acusados está en huelga de hambre. Por si fuera poco, dos de ellos -El Egipcio y Belhad- se niegan también a ingerir líquidos, lo que provoca un deterioro más rápido y peligroso.
El juez hace un receso antes de lo previsto. El abogado de Mouhannad Almallah Dabas se acerca con prisa al cristal blindado. Le hace un gesto expeditivo a su defendido:
-Tengo que hablar contigo. Te veo en el calabozo.
A la vuelta de un cuarto de hora, sube del calabozo sin haber conseguido que su cliente renuncie a la huelga de hambre. El resto de los abogados de oficio corre idéntica suerte. Los letrados están convencidos de que la estrategia de los presos -su pulso de hambre- no les beneficia en absoluto. Ellos, durante 37 largas sesiones, se han empeñado en hacer ver que no forman un grupo organizado, mucho menos una célula. Que fue el azar, o la mala práctica policial, o tal vez una religiosidad mal entendida a este lado del Estrecho lo que les fue abocando a esta situación... Pero este retrato de unidad en la huelga, de supeditación de los intereses particulares a los de los presuntos autores intelectuales, destroza su teoría. Se comportan como un grupo muy unido, jerárquico hasta las últimas consecuencias. El caso del referido Almallah Dabas es muy gráfico. La fiscal Olga Sánchez sólo pidió para él 12 años de condena. Ya lleva tres años en prisión preventiva, pero ha bastado una mirada de El Egipcio -para quien la fiscal pide casi 40.000 años de cárcel- para que se olvide de su abogado, de su futuro, de los cuatro hijos que lo esperan en la calle...
-El Tunecino llamó a Suárez Trashorras...
La otra senda, mientras, sigue su camino buscando la verdad, ajena a la huelga de hambre, al interés momentáneo de los medios, a las sombras que ya se diluyen. Dos guardias civiles sentados ante el juez defienden su peritaje sobre las llamadas telefónicas entre "la célula de Avilés" -así la llaman- y "la célula de Madrid". Tienen ante sí miles de llamadas, muchas de ellas perdidas, algunas de sólo 15 segundos.
-Pero esas también tienen su importancia, señoría. Sólo hay que interpretarlas. También en 15 segundos se puede terminar una relación de amor.
También interpretan las llamadas que, pudiéndose hacer, prefirieron no hacerse. La de un hombre en mitad de la noche esperando junto a una cabina. Por debajo del abrigo se le ve el pantalón del pijama. Tiene que hacer una llamada importante.
MÁS HUELGA DE HAMBRE
Los jefes islamistas atraen a otros 10 acusados a su huelga de hambre
El tribunal que juzga el 11-M volvió ayer al trabajo con la noticia de que los presos en huelga de hambre son ya 14, todos ellos islamistas. El pasado viernes, cuatro de los supuestos jefes del 11-M dejaron de comer.
El informe pericial de los explosivos
Los ocho peritos que llevan tres meses trabajando en el análisis de los explosivos del 11-M entregaron ayer el resultado de sus análisis.
La misión de la ex esposa del ex minero Trashorras
La Guardia Civil sostuvo ayer en el juicio que la ex esposa del ex minero Trashorras, Carmen Toro, estaba al tanto de los envíos de explosivos de éste a Madrid.
LA VISTA AL DÍA
Videoconferencia con el compañero de piso de El Egipcio en Italia
La vista oral del 11-M tendrá hoy la oportunidad de escuchar las explicaciones de un compañero de piso de El Egipcio, un islamista que en conversaciones privadas explicó que había organizado el atentado de los trenes en Madrid.
UNA LECCIÓN DE INVESTIGACIÓN POLICIAL BASADA EN EL ANÁLISIS DE HUELLAS
-Los peritos de la policía que analizaron las huellas en los distintos escenarios utilizados por los terroristas que perpetraron el 11-M declararon ayer en el juicio. Éstas son sus principales declaraciones
-"Una huella puede durar años"
-"En Leganés se detectó la huella de Jamal Ahmidan [El Chino]. Esa huella figuraba también asociada a otros nombres "falsos". Interpol facilitó los "usas" de Jamal Ahmidan, así como el nombre principal de éste".
-"[En Leganés] Todas las huellas se encontraron en material escrito, unas hojas protegían a otras. Se hizo búsqueda lofoscópica en las armas pero estaban deterioradas por la explosión, al igual que los otros utensilios de la casa"
-"El número de puntos determinados mínimos para la identificación de una huella es de 12 puntos característicos"
-"Las huellas de Abdelmajid Bouchar se encontraron en una bandeja metálica hallada en la casa de la finca de Morata. En Leganés también se encontraron huellas suyas"
-"Cada vez que se detiene a una persona, se le hace una tarjeta con las 10 huellas de los 10 dedos. Esta ficha se conserva físicamente y se pasa al archivo informático del SAID"
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