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Crónica:La otra mirada | Elecciones 27M
Crónica
Texto informativo con interpretación

Inmigración y literatura

Juan José Millás

La inmigración es una materia filosófica de plastilina. Adopta las formas que convengan a los prejuicios o a los intereses de cada uno, pues hay en el mercado discursos para satisfacer todas las necesidades. Si usted está bien dispuesto, ahí tiene los datos del crecimiento de la economía española durante los últimos diez ejercicios: 2,3 puntos porcentuales por habitante y año, tasa que habría resultado imposible sin la participación de los extranjeros, que también nos sacaron, por cierto, del bache demográfico. Más aún: suele decirse que si toda la inmigración, incluida la ilegal, se pusiera mañana en huelga, el país se paralizaría en unas horas.

Pero si se ha levantado usted con el pie izquierdo y busca un motivo para cabrearse, podrá encontrar en Internet sesudos estudios acerca de la relación entre inmigración y delincuencia. Podríamos decir que hay discursos para gente de izquierdas buena, para gente de derechas mala, para gente de izquierdas mala y para gente de derechas buena. También para los que no son ni carne ni pescado. Todo es cuestión de buscar con un poco de paciencia.

Seguro que usted ha asistido a alguna conferencia sobre literatura y gastronomía o sobre literatura y crimen o sobre literatura y drogas o sobre literatura y enfermedad o sobre literatura y esclavitud o sobre literatura y blenorragia y así sucesivamente. Ello se debe a que hay materias que admiten cualquier compañero de viaje. Es también el caso de la inmigración. Vean si no: inmigración y crecimiento económico, inmigración y riqueza cultural, inmigración y delincuencia, inmigración y tribus urbanas, inmigración y terrorismo, inmigración y miedo, inmigración y agricultura, inmigración y mala conciencia, inmigración y aborto, inmigración y naufragio, inmigración y cayucos, inmigración y creencias religiosas... Busque usted una palabra cualquiera, póngala al lado del término inmigración (o de literatura) y verá cómo parece el título de una ponencia. Otra cosa es que sea una ponencia de derechas o izquierdas, una ponencia decente o indecente, una ponencia electoral o poselectoral, una ponencia económica o filosófica...

Y del mismo modo que tenemos discursos para todos los gustos, para todas las tendencias políticas, para todas las situaciones sociales, incluso para todas las cenas de todos los sábados del año, disponemos también de fotos para todas las situaciones psicológicas. La que encabeza este texto está pensada para provocar estados de buena conciencia. Ahí tienen a un chico joven que hacía turismo en una playa de Canarias, cuando llegó un cayuco, o una patera, ahora no caigo, con inmigrantes a punto de morir. ¿Qué hizo el joven? ¿Coger su toalla y marcharse? ¿Mirar para otro lado? ¿Telefonear a Acebes para denunciar la invasión? Nada de eso. Arropó a uno de los náufragos, que sufría hipotermia, y lo hidrató con agua mineral.

Es cierto que podríamos haber publicado una foto de la valla de Melilla, donde caen como conejos, o una foto sobre bandas latinas, o sobre prostitutas dominicanas, que provocan mal rollo. Pero queremos dar ejemplo a los políticos, que sin duda durante esta campaña tocarán el asunto de la inmigración, para que unifiquen un poco su discurso sobre el tema y no lo utilicen como arma electoral. Gracias.

Un bañista da de beber a un inmigrante extenuado, en la playa de la Tejita, en Granadilla (Tenerife), el 30 de julio de 2006.
Un bañista da de beber a un inmigrante extenuado, en la playa de la Tejita, en Granadilla (Tenerife), el 30 de julio de 2006.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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