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Entrevista:JOHN LAURIDSEN | Finalista de la UEFA con el Espanyol en 1988 | Fútbol | Espanyol-Sevilla, entrevistas con dos históricos

"Ya es hora de enterrar al equipo del 88"

Robert Álvarez

John Lauridsen (Ribe, Dinamarca; 1959) es, junto a N'Kono, uno de los jugadores más carismáticos en la historia reciente del Espanyol. Para él, 1988, cuando disputó la final de la Copa de la UEFA, fue el peor año de los siete que pasó en Barcelona. Se encargaba de organizar el juego en el centro del campo, poseía una calidad técnica sobresaliente y ofreció un magnífico rendimiento. Pero el entrenador, Javier Clemente, dejó de contar con él y sólo pudo disputar media hora en el partido de ida de la final ante el Bayer (3-0). Descartado por el técnico, tuvo que ver desde la grada el naufragio de la vuelta en Leverkusen.

Pregunta. Hace poco fue a Barcelona a jugar un partido y fue el más aclamado. ¿Le sorprendió?

"Lo que más me jode es que aquel equipo se deshizo. Podíamos haber continuado al menos un par de años más"
"Clemente cambió su forma de actuar. No lo entiendo, antes nos trató bien a todos. Yo acababa contrato y no me decían nada".
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Respuesta. Acudimos los que hicimos historia hace 19 años y por lo tanto la gente se identificó con nosotros. Reunir a 18 jugadores tantos años después no lo consigue cualquier equipo.

P. Corearon su nombre más que ningún otro.

R. Fueron siete años en el club. Pero es cierto que me demuestran mucho cariño. Cuando lo pienso, me digo 'será cierto que debí tocar bien el balón'. En fin, se juntan muchas cosas: un buen equipo, varias temporadas a muy buen nivel y una serie de jugadores y personas con los que la gente se podía identificar.

P. Y eso que cuando le ficharon, usted era un aficionado en Dinamarca.

R. Sí, jugaba en el Esbjerg y trabajaba en una tienda de deportes.

P. ¿Cómo le ficharon?

R. Unos meses antes estuve probando en el Sevilla. Me llevó allí Fernando Goywaerts, un intermediario que había jugado durante muchos años en España. El entrenador del Sevilla era Miguel Muñoz. Estuve en el campo y visité las instalaciones, pero al final no llegamos a un acuerdo.

P. Por entonces era raro fichar a un danés.

R. Un poco, pero en España ya estaban jugando Heningsen, Andersen y Simonsen.

P. Cuando llegó al Espanyol, el entrenador, Maguregui, dijo de usted que tenía cierta cojera y que era una nulidad de cabeza.

R. Lo de la cojera no lo sé, lo de la cabeza era cierto.

P. En San Siro, contra el Inter, marcó de cabeza.

R. Bueno, hice lo posible para evitarlo, pero el balón cayó sobre mi cabeza.

P. Le costó convencer a Maguregui...

R. El presidente, Manuel Meler, impuso su criterio. Al principio no estaba en forma, en aquel momento la liga danesa estaba parada. Pero en mi primer partido ganamos por 1-3 en el campo del Valladolid, marqué un gol y todo fue adelante. El idioma no fue un obstáculo, me adapté rápido.

P. Vaya temporada...

R. Fueron dos años muy buenos porque el anterior logramos la clasificación para jugar la UEFA acabando terceros en aquella Liga del playoff. Fue tremendo.

P. Usted empezó a contar cada vez menos.

R. El segundo año cambió la forma de actuar de Clemente. No lo entiendo, porque el primero nos trató bien a todos, todos nos sentíamos importantes para el equipo. Empezaron a hablar de una lista de fichajes en plena temporada. Yo acababa contrato y no me decían nada.

P. ¿Y la final?

R. Jugué un rato en el primer partido. Al final fue muy triste porque lo teníamos todo en la mano. No se lo creían ni ellos. Clemente me dijo que me iba a quedar en la charla antes del partido. Al final, intentamos darles moral a los que jugaron.

P. ¿Lo que sucedió fue a causa de un exceso de confianza o de temor?

R. No pensábamos que iba a pasar lo que pasó porque durante la primera parte controlamos bien el tema. Pero de repente nos metieron un gol un poco raro y desde aquel momento la gente perdió la confianza y no salimos de nuestra área.

P. ¿Qué hizo durante los lanzamientos de penaltis?

R. La gente estaba asustada. Ellos, después de ganar el partido por 3-0 e igualar la final, tenían toda la confianza y eso se notaba en la forma en que se lanzaron los penaltis.

P. Aquella UEFA fue parecida en algunos aspectos a la de ahora.

R. Se puede comparar un poquito. Eliminamos a grandes rivales, se produjeron goleadas. Pero creo que va siendo hora de que nos entierren un poco y que el Espanyol haga lo que sepa y disfrute. Lo que más me jode es que aquel equipo se deshizo. Podíamos haber continuado al menos un par de años más; la prueba es que los que ficharon por otros clubes siguieron destacando a gran nivel.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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