La importancia del jurado

Es llamativo el papel que están adquiriendo los jurados en los concursos en que hay algo que evaluar. Este fin de semana se vio en el estreno de Factor X (Cuatro), que situará a los tres miembros del jurado en una tarea que va más allá de la simple puntuación de los concursantes. En la medida que tendrán que apadrinarlos, el fracaso de sus candidatos será también el suyo. De ahí la importancia de escoger el jurado de cara al futuro del espectáculo. De ahí que en esa primera noche de casting daba la sensación de que también el jurado empezaba a pasar su propio examen ante la audiencia y que más difícil lo tendrán quienes quieran construir más personaje. En esta primera sesión, Flo, dando la opinión, sensata, sin aditivos escénicos, ya tenía resuelto su papel. Los otros dos tienen más riesgo. La búsqueda de este factor X misterioso no es fácil porque el mismísimo jurado discrepó en algunos casos sobre si algún candidato lo cobijaba.

En los programas de castings me gusta ver los que pasan la prueba, y siempre me acongoja los que pierden y que, encima, se muestre su derrota. Factor X dio la oportunidad a los despedidos de manifestar su opinión sobre el jurado con la misma brevedad con que eran despachados. Y lo hicieron con una enorme contundencia verbal, lo que, de rebote, ayudaba a construir esta central institución del jurado.

En el debut, lo mejor fue ver que el concurso está abierto a artistas con unos cuantos años encima que tienen vivos sus sueños. Y cómo pasaron la primera criba personajes impensables como una chica que tartamudea, pero no cuando canta, y bien.

Que el reparto de puntuaciones es un espectáculo de primera lo sabe, o parecía, el Festival de Eurovisión, que siempre ha tenido sus mejores momentos en el rastreo de las claves geopolíticas y, ahora, sociales de las votaciones. Por eso fue incomprensible que los finlandeses le dieran tanta urgencia a este trámite.