Dos meses en Bahía

El cantante del grupo Macaco, que sigue de gira con su disco Ingravitto, recuerda con cariño su paso por la península de Maraú, cerca de Salvador de Bahía.

Descríbala en pocas palabras.

Es una mezcla entre Brasil, Jamaica y África. Tiene unas playas increíbles, selva, cascadas, ríos... Atrae a amantes de la naturaleza, a surfistas y a gente a quienes no les interesan los superhoteles y a quienes no les importa que el teléfono se estropee durante varios días.

¿Pasó mucho tiempo allí?

Dos meses. La gente cuando viaja suele cambiar de sitio cada tres días. Yo, que me paso la vida de gira, busco todo lo contrario. Levantarme tranquilamente, ver el ritmo de la ciudad, quedarme en una zona y sentirla. Improviso, dejo que la cosa fluya...

¿Qué le enganchó exactamente?

No es un sitio cómodo o de grandes lujos. La comunicación entre ciudades es difícil, las carreteras no son buenas... Todo eso me atrapó, aunque a veces te desesperas, acostumbrado a tu ritmo europeo.

Un planazo que no hay que perderse.

Hacer submarinismo. Bajando cuatro metros ves de todo.

¿Lo mejor de Brasil?

El positivismo de los brasileños. Ante las adversidades, ellos piensan en positivo. ¿Que se te rompe el motor y te quedas metido en un charco durante mil horas? Allí están ellos tranquilizándote. Siempre ven el vaso medio lleno.