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Reportaje:

Rice visitará España el 1 de junio

La secretaria de Estado estadounidense realizará su primer viaje oficial, aplazado ya tres veces

Condoleezza Rice, la jefa de la diplomacia de Estados Unidos, ha comprometido la fecha del próximo 1 de junio para realizar su primera visita oficial a España, según confirmó ayer EL PAÍS en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Será también la primera visita oficial de un miembro del Gobierno de George W. Bush desde que accedió a La Moncloa el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. La secretaria de Estado canceló a última hora otras tres visitas anunciadas para el pasado otoño, para enero de este año y para el pasado mes de marzo. Los motivos alegados fueron siempre problemas de agenda. Se espera que a la cuarta sea la vencida. Rice será recibida por el rey Juan Carlos, por Zapatero y por su homólogo, Miguel Ángel Moratinos.

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La llegada de Rice a Madrid marcará un hito en unas relaciones siempre agitadas, ya que el punto crítico saltó con la decisión de retirar las tropas españolas de Irak, el mismo día en que Zapatero se hizo cargo del Gobierno. El Ejecutivo español da la máxima importancia a la cita. Prueba de ello es que en el pasado reciente ha rechazado la posibilidad de recibir oficialmente a otros ministros estadounidenses, en concreto al de Defensa, cuando vino hace dos meses a Sevilla para participar en una reunión de la OTAN. El Gobierno quería que el primer enviado oficial de Washington acogido por motivos bilaterales en Madrid tuviera la alta representatividad de la secretaria de Estado, y ésta se ha hecho esperar cerca de nueve meses.

Moratinos y Rice se han visto, sin embargo, en este tiempo numerosas veces. El español ha estado al menos tres veces en Washington, los dos ministros se han encontrado regularmente en foros internacionales y los contactos diplomáticos entre los dos países han sido declarados por ambas partes satisfactorios. Otros ministros de ambos países han intercambiado también visitas, como hacen normalmente los Gobiernos amigos.

Persiste, sin embargo, la anomalía de que sigue totalmente fuera de programa cualquier viaje del presidente Zapatero a EE UU o del presidente Bush a España. Es un hecho que casi con certeza no ocurrirá, y así lo asumen los dos países, que desdramatizan el asunto. El embajador estadounidense en Madrid, Eduardo Aguirre, suele decir públicamente que lo que importa son los contactos entre las Administraciones y que lo que ocurra personalmente entre los líderes es mucho menos relevante. Zapatero, por su parte, ha hecho ver en más de una ocasión que no tiene empeño ni interés especial en ir a la Casa Blanca.

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La secretaria de Estado es, en esas circunstancias, la máxima representación de EE UU que el Gobierno español puede aspirar a recibir como huésped. Para Moratinos y para el propio Zapatero es, pues, importante que se produzca la visita. El PP ha tendido a hacer de las relaciones con Washington una cuestión de política interior, en la que ha interferido, con las influencias del ex presidente José María Aznar en Washington, para criticar la falta de contactos del Gobierno.

La esperada llegada de la secretaria de Estado a Madrid coincide, paradójicamente, con un momento no especialmente boyante de estas relaciones, ya que EE UU reaccionó negativamente al viaje de Moratinos a Cuba, a finales de marzo. Thomas Shanon, responsable de América Latina en el Departamento de Rice, criticó, en efecto, que el ministro español no se entrevistara en La Habana con los disidentes, y otros portavoces de la misma Secretaría añadieron que su Gobierno confiaba en recibir una explicación sobre este asunto. Moratinos dijo en las Cortes que hablaría con quien quisiera hacerlo, pero que no tenía que explicar nada.

América Latina es uno de los campos de mayor interés común para España y EE UU. También uno en los que ha habido mayores choques, especialmente en relación con Venezuela, cuando el Pentágono abortó la venta de aviones de Casa para la vigilancia costera venezolana, al vetar la transferencia de la tecnología de su país.

Ha habido, en cambio, cooperaciones fructíferas en la crisis de Ecuador y Bolivia. Incluso en Cuba, donde las tensiones entre Madrid y Washington se remontan a los inicios de la Ley Helms-Burton, se estaba llegando a un cierto entendimiento sobre el modo de enfocar la transición al poscastrismo. Pero la primera visita de Moratinos a La Habana ha removido las aguas. La Secretaría de Estado ha aprovechado la ocasión para recordar que, desde su punto de vista, la atención a los disidentes es absolutamente obligada y más importante que las relaciones con las autoridades.

El otro gran tema internacional que se abordará durante la visita de Rice es la crisis de Oriente Próximo. Ahí, pese a las divergencias sobre Irak, la experiencia de Moratinos ha interesado siempre a la secretaria de Estado. En el caso de Afganistán, EE UU insiste, y volverá a hacerlo en esta ocasión, para que España amplíe su contingente. Zapatero ha resistido hasta aquí tanto las presiones norteamericanas como las de los militares españoles.

La agenda bilateral es mucho menos problemática. Los estadounidenses están satisfechos de la marcha de los acuerdos de Defensa. Las dos partes constatan que sus relaciones comerciales han crecido considerablemente en estos años, pese a las tensiones señaladas, pero siempre se puede hacer más. La agenda de la visita se confecciona en estos momentos.

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