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Entrevista:MANUEL CALVO GARCÍA-BENAVIDES | Consejero delegado de Conservas Calvo

"Vamos a crecer solos, pero a medio plazo queremos salir al mercado"

Manuel Calvo García-Benavides (Carballo, 1968) es el nuevo consejero delegado de Conservas Calvo desde enero de este año. Abogado de formación, en 1994 comenzó a trabajar en una empresa de publicidad de su padre (el vicepresidente de Calvo) y al poco se incorporó a la conservera. Se pasó cuatro años como inspector de las descargas de pescado de la empresa, después fue ascendido a director de la flota de 10 barcos de Calvopesca y en 2002 fue nombrado director de operaciones para América. Puso en marcha la factoría de El Salvador y negoció la compra de la conservera Vasco de Gama de Brasil, a la que se incorporó en 2004 y hasta junio de 2005. Entonces volvió a España. Calvo buscó comprador y precio y acabó decidiendo no vender y nombrando a Manuel Calvo como primer ejecutivo.

"La familia ha tomado la decisión de no vender y en tres años ya veremos"
"Es difícil la fusión con otra conservera, pero no integrar un grupo alimentario"
"Me siento respaldado, aunque mi tío Chicho pasa todos los días por la fábrica"
"En 1995 asumí la dirección de la flota de Calvo porque se murieron dos jefes míos"

Pregunta. ¿Qué es lo que pasó realmente? ¿Llegó a haber un comprador para Calvo?

Respuesta. No, no. Ni siquiera llegó a existir un mandato legal de venta. Lo que pasó es que quisimos explorar ese camino y lo primero era saber cuánto podía valer nuestra empresa en el mercado. No llegamos ni a saberlo. ¡No quisimos ni saberlo! Todos los planes se trastocaron por una filtración que generó intranquilidad y se produjo una situación francamente desagradable.

P. ¿Y se volvieron atrás?

R. Realmente no habíamos iniciado más que la exploración de una posibilidad. No estábamos en una negociación. Lo que hicimos fue reunirnos y tomar una decisión familiar en el seno de una empresa familiar. Y la decisión fue que la familia Calvo seguiría al frente de la compañía, que yo me haría cargo de la gestión y que mis primos entraban en el consejo. Y, por cierto, lo hicimos con el apoyo de las cajas, especialmente de Caixanova.

P. ¿Y cuál es su plan de trabajo?

R. Lo primero es subrayar que la familia tomó la decisión de no vender y no penamos en vender. No puedes trabajar con dos cabezas. A partir del 1 de junio elaboraremos un plan estratégico a 10 años y un plan de negocio a 4 años. La idea es crecer y alcanzar la dimensión adecuada.

P. ¿Para qué?

R. Lo más deseable es que mis biznietos fuesen pequeños accionistas de un gigante. Creemos que necesitamos mayor dimensión y no descartamos ninguna posibilidad. A medio plazo podríamos salir a Bolsa, fusionarnos o integrarnos en un grupo de alimentación más grande o cualquier otra solución. Tenemos previsto salir al mercado de alguna forma, pero no creo que eso se produzca antes de tres años. Tampoco es insostenible mantener una estructura familiar en una empresa más grande; eso lo dirá nuestra gestión y el mercado. Lo diré más claro: trabajaremos duro y dentro de tres años volveremos a sentarnos y a pensar de qué forma seguimos adelante.

P. ¿Es rentable hoy una conservera gallega como esta?

R. Es evidente que es rentable. Ya no como hace 20 años, pero este es un negocio rentable. Calvo es una conservera especial, porque es la más grande de España, una de las pocas que no hace marcas blancas y la única que se fabrica sus propias latas.

P. Sin embargo, la mayoría de las conserveras está en pérdidas o con beneficios muy exiguos.

R. Entre todos la enterraron y ella sola se murió. El sector conservero gallego es víctima de la globalización, pero también de su propia idiosincrasia. Hay que tener clara una cosa: en España no tenemos atún y ese el producto en conserva más consumido, pero con muchísima diferencia. Hay que importarlo y es obvio que los países que tienen la materia prima tienen una ventaja sobre los conserveros gallegos. En cuanto a nuestra política, seguiremos apostando fuerte por la innovación, la investigación, el lanzamiento de nuevos productos y ampliar nuestra base de nuevas cosas. Nosotros consideramos que el atún es un comodity y su futuro no es que se siga vendiendo solo, sino formando parte de un plato o una lata elaborada. Si pretendiésemos competir vendiendo atún solo, no tendríamos futuro.

P. ¿Fusionar conserveras habría sido la solución?

R. Probablemente. Pero en empresas familiares de estas características hay que entender que es muy complicado. Han cerrado más de 100 conserveras gallegas en los últimos 30 años y aún así, la gran mayoría de las empresas españolas están en Galicia. Y el carácter del gallego es diferente, le cuesta más unir que dividir, por eso aquí no existe ningún latifundio empresarial.

P. Su tío José Luis Calvo es el presidente y ha sido, hasta ahora, el que ha llevado la empresa. ¿Se siente usted inseguro al reemplazarlo?

R. Mi tío Chicho sigue siendo el presidente, pero ha dejado la gestión del día a día, aunque, no hay día que no se pase por la fábrica. La verdad, me siendo respaldado y animado por todos. Dio la casualidad de que yo era, de toda la tercera generación, el que tenía más experiencia. Pero tampoco me siento el líder de nada. Fue algo casual. En 1995 empecé a tener más responsabilidades porque se mataron dos jefes míos en dos accidentes de tráfico... y por eso asumí la dirección de la flota en 1996. A mí me gusta el mundo conservero, especialmente el pescado, el mundo de los armadores. Supongo que, como mis primos, es porque es lo que hemos visto y vivido siempre.

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