_
_
_
_
Votos y bytes | Elecciones 27M | YO, PERIODISTA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pros y contras

La crispación es una industria. Quien desee comenzar el día con una buena dosis de leña antigubernamental sabe qué programas de radio debe escuchar y a qué articulistas leer. En estos casos, la corriente de bilis que te arrastra puede proporcionarte un subidón de indignación o de incredulidad ante la mezcla de información, opinión, infundios, insultos y delirios. Si no controlas las dosis, acabas convirtiéndote, desde la discrepancia o la adhesión, en un adicto.

Como buena industria, la crispación ofrece multitud de subproductos que desarrollan lo que la corriente general sólo apunta. En una democracia solvente, la crispación es un recurso más indecente que ilegal. Precisamente por eso se nota que España está bastante lejos del rigor que, en aplicación de leyes rigurosas y no de decretos tragicómicos aprobados a voces por simétricas y maleducadas bancadas, debería regular la expansión viral de la mentira y no emparentarla con la sana diversidad de opiniones.

Según la tradición, la oposición tiende a crispar más que los que mandan, y eso también se nota en el expansivo mundo de los blogs políticos, donde el PP y sus simpatizantes ocupan un espacio considerable en el que se mezclan distintos niveles de críticas legítimas y documentadas con formas varias de proselitismo faltón o reactivo.

Para los que estamos tan hartos del optimismo gubernamental como de su réplica catastrofista opositora, viajar a este mundo constituye una decepción y nos descubre una literatura que no renuncia al sarcasmo sutil pero en la que destaca la intransigencia ruidosa. En la red, me tropiezo con una concurrida gran superficie antigubernamental. Se llama blogsprorajoy y me sorprende que la mayoría de los textos consultados hablen más (y mal) de Zapatero que (bien) del líder del PP.

Otra ciberrotonda, más explícita, se denomina La blogosfera Antizp, y ofrece gran variedad de registros despotricadores acordes con su enunciado, e incluso un link que llama a boicotear a PRISA, otra seña de identidad de la crispación. En uno de esos territorios, se lee el siguiente anuncio: "Información y opinión en la red como nunca antes la has visto".

Es un anzuelo que enfatiza para excitar la curiosidad del navegante. Muchas industrias han recurrido a este truco, aunque la experiencia nos demuestra que lo nunca visto no siempre merece ser observado, ya que, en ocasiones, no hay nada que ver.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_