Madrid 'entierra' 3.500 millones en la reforma de la M-30

El Ayuntamiento de Madrid estrena hoy el último de los 20 tramos del proyecto de reforma de la M-30, cuyas obras han sacudido a los madrileños durante más de dos años. Se trata del túnel sur del bypass sur, un atajo bajo tierra, de 5,9 kilómetros, que une el estadio Vicente Calderón con la autovía de Valencia (A-3). El proyecto estrella del alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, ha costado 3.500 millones, según los responsables municipales, aunque la oposición (PSOE e IU) eleva el coste a más de 5.000 millones.

Durante más de dos años, miles de madrileños han evitado circular por la M-30. La principal vía de circunvalación de la ciudad estaba invadida por grúas, máquinas y un verdadero ejército compuesto por más de 4.500 obreros. Además, en su interior se guardaba el arma definitiva: las dos tuneladoras más grandes del mundo, según los responsables municipales, bautizadas como Tizona y Dulcinea. Dos monstruos metálicos que han horadado las entrañas de la capital.

Ahora los conductores ya pueden recorrer toda la M-30 sin temor a las máquinas, los cambios continuos de trazados y los peligrosos carriles retorcidos por las obras. El Ayuntamiento de Madrid estrena hoy el último tramo que pone punto final al proyecto estrella del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón: el túnel sur del bypass sur, un atajo que permite atravesar el sur de la ciudad bajo tierra entre el estadio Vicente Calderón y la autovía de Valencia (A-3). Sólo este subterráneo, que mide 5,9 kilómetros, ha costado 622 millones de euros.

Cuando hoy el alcalde inaugure el túnel podrá respirar tranquilo. Al menos de momento, porque los nuevos subterráneos ya han sufrido algún que otro problema: tres inundaciones, provocadas por roturas de colectores que discurren paralelos al río Manzanares

según fuentes municipales.

El proyecto de soterramiento de la M-30 está construido sobre una montaña de cifras mareantes. Sólo su coste asciende a 3.500 millones de euros (IVA incluido), según los responsables municipales. Aunque la oposición eleva esa cifra hasta más de 5.000 millones.

A mediados de 2004, la primera máquina desordenó el tráfico en la principal vía de circunvalación, que recorrían más de 300.000 vehículos diarios, desde entonces las empresas concesionarias de la obra, 17 constructoras, han reformado 20 tramos. Y han escarbado bajo la antigua M-30 más de 25 kilómetros de túneles y casi otros 30 kilómetros en vías de acceso, salidas y ramales de conexión con otras vías. El plan municipal, calificado como la infraestructura pública más cara de Europa, ha contado también con ocho túneles que conectan varios distritos.

Uno de los tramos más complejos ha sido el de los túneles que se extienden junto al Manzanares. Ese tramo, el más largo, con casi ocho kilómetros, posibilita que el río se olvide de los coches, ya que ninguno volverá a circular junto a él. Esa zona se convertirá en un gran parque, aunque para escarbar el túnel se han talado cerca de 20.000 árboles.

Construir la serpiente subterránea de cemento ha provocado situaciones dramáticas: durante las obras han muerto ocho trabajadores y se han producido más 1.000 accidentes laborales.