El Consell asegura que el plan Rabassa es un ejemplo de urbanismo sostenible

El Consell mantiene su apuesta por el polémico plan Rabassa y a menos de un mes de las elecciones ha dado luz verde al impacto ambiental de proyecto, "modelo ejemplo de urbanismo ambiental y sostenible". La Consejería de Territorio y Vivienda aprobó ayer la Declaración de Impacto Ambiental del plan Rabassa, iniciativa urbanística más ambiciosa de la historia de la ciudad de Alicante. El programa, adjudicado al contratista Enrique Ortiz, ocupa 4,5 millones de metros cuadrados en el entorno del humedal de Las Lagunas de Rabassa y prevé construir 15.000 casas.

El negativo impacto del proyecto sobre el humedal, aparte de otras cuestiones, entre ellas su ejecución al margen del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), fue uno de los argumentos que mayor oposición cosechó entre los grupos ecologistas y entidades cívicas. Pese a ello, la secretaria autonómica de la Consejería de Territorio y Vivienda, Cristina Serrano, ha saludado el visto bueno al impacto ambiental del plan con esta afirmación: "El plan Rabassa es un ejemplo de urbanismo ambiental y sostenible, ya que incluye medidas muy importantes para prevenir impactos negativos". Entre esas medidas correctoras, Serrano ha destacado que las lagunas tendrán la clasificación de suelo no urbanizable protegido, "tanto la lámina de agua como los terrenos forestales adyacentes, que no computarán en el sector, una medida de carácter ambientalista que recuperará una zona actualmente degradada". En cuanto a protección de la fauna y ecosistemas de las lagunas, el documento de impacto ambiental finalmente autorizado por Territorio y Vivienda incluye una distancia mínima de 100 metros alrededor de cada laguna, tanto para la construcción de viviendas como para la apertura de caminos, paseos o cualquier otra infraestructura. Asimismo, el documento establece medidas compensatorias para favorecer el mantenimiento de la fauna acuática. Por último, otras iniciativas que incluye el documento son la obligación de la restauración paisajística de toda la zona de las lagunas. En este sentido, se deberán perfilar los taludes, dándoles una pendiente menor para disminuir su peligrosidad, favorecer la vegetación y mejorar su uso para la fauna. Y por lo que se refiere al patrimonio cultural del sector, la declaración de impacto ambiental recoge que los dos puestos de vigilancia antiaérea construidos durante la Guerra Civil, se integrarán en el proyecto urbanístico al preverse su preservación en áreas destinadas a zonas verdes.

Territorio y Vivienda señala que la homologación y el plan parcial del sector de las Lagunas de Rabassa ha sido sometido a un año y ocho meses de información pública y que se han tenido en cuenta 123 alegaciones, "de modo que el procedimiento se adecua a la directiva ambiental europea".