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Bruselas alerta de las "malas condiciones" de 110 submarinos atómicos rusos abandonados

La Unión pretende también que Moscú desmantele los reactores obsoletos de primera generación

Andreu Missé

El abandono de más de un centenar de submarinos nucleares en el noroeste de Rusia en "deficientes condiciones" y el mantenimiento de reactores inseguros, del tipo de Chernóbil, son dos de los asuntos que figuran en la agenda de la cumbre UE-Rusia que se celebrará cerca de Samara, a orillas del Volga, el 17 y 18 de mayo. La UE ha pedido que "Rusia cierre los reactores de primera generación ya que no son mejorables para alcanzar los niveles de seguridad internacional a un coste razonable". La UE también abordará la situación de 110 submarinos nucleares fuera de servicio, que contienen más de 200 reactores nucleares y 20.00 elementos de combustible consumido almacenados en deficientes condiciones.

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Los documentos preparatorios de la cumbre de Samara señalan que "a pesar del acuerdo sobre seguridad nuclear y asistencia técnica, Rusia ha prolongado la vida de algunos de estos reactores de primera generación, algunos de los cuales son del tipo de Chernóbil y que están cerca de la frontera de la UE". La última vez que se reunió el grupo de trabajo UE-Rusia sobre seguridad nuclear fue a principios de 2002, y en 2005 Rusia confirmó que no tenía interés en nuevos encuentros. La posición sobre el cierre de estos reactores es compartida por el G-7. La UE está dispuesta a discutir varias alternativas para evitarle a Rusia los problemas económicos que podría generar el cierre de estas instalaciones.

El clima de desconfianza entre Bruselas y Moscú crece de manera inquietante a medida que se van acumulando nuevos conflictos sin que se resuelva ninguno de los más viejos contenciosos, como los de la seguridad nuclear, los submarinos y residuos nucleares. Para el comisario de Comercio, Peter Mandelson, "el nivel de incomprensión o incluso desconfianza no lo hemos visto desde el final de la guerra fría".

Los documentos preparatorios de la cumbre incluyen una larga lista de 35 temas, entre los que figuran, además de los citados, la garantía en el suministro de gas y petróleo a la UE, la situación de la democracia y los derechos humanos en Rusia, el veto a la carne polaca, la apertura de negociaciones para un nuevo Acuerdo de Cooperación y Asociación (ACA), el apoyo de la UE a la entrada de Rusia a la Organización Mundial de Comercio, la reacción de Moscú ante el futuro de Kosovo y el despliegue de un sistema antimisiles en Polonia y la República Checa, entre otros.

Sin embargo, la escala de los últimos conflictos (Polonia, Estonia y Lituania) dificulta seriamente avanzar hacia el más mínimo acuerdo en estos temas.

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La semana pasada, el embajador de Estonia pidió la suspensión de la cumbre de Samara en la reunión del Comité de Representantes Permanentes (Coreper) de la UE, como respuesta a la creciente tensión entre Tallín y Moscú. La crisis en la antigua república soviética, con un 25% de población rusa, se desató tras el traslado de un monumento de homenaje a los soldados soviéticos en la lucha contra el nazismo durante la Segunda Guerra mundial.

La reacción de Moscú no se ha hecho esperar. Las autoridades rusas han acordado el corte de las exportaciones de petróleo a Estonia por ferrocarril durante las próximas semanas, lo que supone unos dos millones de toneladas, que será sustituido por transporte marítimo menos seguro. La propuesta de Estonia de aplazar la reunión de Samara fue rechazada por la presidencia alemana, que contó el apoyo de los principales países (Reino Unido, España, Italia y Holanda entre otros). "Merkel hará lo imposible para celebrar la reunión, aunque el resultado con todo lo que está cayendo es muy incierto", señala una fuente comunitaria.

En la misma reunión del Comité de Representantes Permanentes (Coreper) de la semana pasada, Lituania, que también padece desde hace varios meses el corte de suministro de petróleo ruso, se sumó a la posición de Polonia de vetar el inicio de negociaciones para renovar el ACA con Rusia, que vence el próximo 1 de diciembre. Las relaciones entre Varsovia y Moscú siguen a su vez muy deterioradas tras la prohibición de las importaciones de carne y vegetales procedentes de Polonia por parte de las autoridades rusas. "La situación de los residuos nucleares en el noreste de Rusia y más específicamente el estado de la flota del norte es un asunto de especial preocupación", reza un documento preparatorio. El malestar en la UE ha quedado claramente puesto de manifiesto en varios de los documentos preparatorios.

El presidente ruso, Vladímir Putin (izquierda), junto a la canciller alemana, Angela Merkel, en la ciudad alemana de Dresde en octubre de 2006.
El presidente ruso, Vladímir Putin (izquierda), junto a la canciller alemana, Angela Merkel, en la ciudad alemana de Dresde en octubre de 2006.EFE

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