"No podemos obrar como si ETA no hubiera existido"
La viuda de Buesa reclama al 'lehendakari' políticas para deslegitimar el terrorismo
Natividad Rodríguez, viuda del socialista Fernando Buesa, asesinado por ETA en febrero de 2000, reclamó ayer al lehendakari. Juan José Ibarretxe, que no dé por cerrada su labor sobre las víctimas con el reciente homenaje del Euskalduna y active una política "diaria decidida de clara deslegitimación del proyecto político que ETA trata de imponer violentamente". Tanto la viuda de Buesa como el ex consejero peneuvista Joseba Arregui, ahora en la plataforma Cambio por Euskadi-Aldaketa, reivindicaron la memoria, la dignidad y la justicia para las víctimas y coincidieron en resaltar una idea para hacer política en Euskadi: "No podemos actuar como si ETA nunca hubiera existido".
La Fundación Fernando Buesa y Aldaketa presentaron ayer en Bilbao un libro que recoge las jornadas celebradas en la capital vizcaína en octubre de 2005 para debatir el significado político de las víctimas y el valor del Estado de derecho y de la ciudadanía. La iniciativa reunió a víctimas como Esther Cabezudo y a dirigentes políticos socialistas como Patxi López y José Antonio Pastor o el popular Leopoldo Barreda.
El presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, envió un cariñoso mensaje audiovisual de reconocimiento a las víctimas de la acción terrorista. El magistrado pidió expresamente que no se las olvide ni arrincone y aseguró que, al final, se podrá lograr la "paz social" a través de la justicia.
Natividad Rodríguez y el presidente de Aldaketa, Joseba Arregui, coincidieron en resaltar que las víctimas tienen un componente político porque ETA las mató porque impedían con su actividad el "proyecto político excluyente y totalitario" de la banda. El ex consejero peneuvista censuró toda equidistancia a la hora de abordar este asunto y aseguró que "la causa nacionalista ha quedado dañada en cada uno de los asesinatos" de la banda. Por eso alertó del "peligro" de "hacer política como si ETA nunca hubiera existido".
La viuda del líder de los socialistas alaveses dejó claro que las víctimas no quieren ni pueden "ser instrumentalizadas", ni tampoco "ser utilizadas como mercancía política". Pero en ningún caso ello puede significar "que la actividad política en Euskadi obvie la existencia de las víctimas".
De hecho, Natividad Rodríguez valoró en su medida el homenaje tributado el pasado 22 de abril en el Palacio Euskalduna a las víctimas del terrorismo, al que ella no asistió. En el mismo, Ibarretxe pidió perdón en nombre de la sociedad vasca por el olvido durante los años de plomo del terrorismo etarra, cuando los funerales eran poco más o menos que "clandestinos", según recordó la viuda de Buesa.
Tanto ella como Arregui remarcaron que ese acto no puede suponer el punto final del reconocimiento institucional y la petición de perdón de la sociedad vasca a las víctimas, durante tanto tiempo olvidadas. Ese acto era una de las medidas recogidas en el acuerdo parlamentario en favor de las víctimas del terror adoptado en junio de 2003. Rodríguez, de hecho, puso ya deberes a Juan José Ibarretxe. "No tengo tampoco por qué dudar de las buenas intenciones del lehendakari al convocarlo", pero le pidió que esa política de reconocimiento no sea flor de un día.
Sugirió al lehendakari, a renglón seguido, dos medidas de actuación a partir de ahora: elaborar un calendario de cumplimiento de los acuerdos aoptados en la Cámara en 2003 que se encuentren todavía pendientes y la creación de "un mecanismo de participación de las víctimas en todo aquello que tenga que ver con ellas y con su memoria".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.