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El Palau de la Música rescata elementos de su decoración original en su centenario

El Palau de la Música Catalana cumple 100 años. Un siglo que el emblemático auditorio modernista de Lluís Domènech i Montaner se prepara para festejar el próximo año -el edificio se inauguró el 9 de febrero de 1908- a lo grande con un amplio programa de actos que incluye conciertos, exposiciones y conferencias, y que cuenta con un presupuesto de 3,5 millones de euros. Mientras, el Palau aprovecha para ponerse guapo con la restauración de todos los elementos, interiores y exteriores, dañados por el paso del tiempo y con la recuperación de elementos arquitectónicos y decorativos originales suprimidos o alterados en el transcurso de los años.

El arquitecto Óscar Tusquets, autor de las dos ampliaciones del Palau de la Música, informó ayer de que la fachada principal del edificio recuperará a lo largo de este año los pebeteros que se alzaban en la barandilla de la azotea, así como la torre con ventanas que remataba la confluencia de las fachadas en la que se levanta la escultura alegórica a la canción popular catalana de Miquel Blay. La torre o linterna fue retirada pocos años después de su colocación por su escasa resistencia al viento.

En el interior de la sala principal, la intervención más espectacular será el cambio de iluminación y butacas. Tusquets ha previsto recuperar las lámparas originales suspendidas de las barandillas del anfiteatro y segundo piso para devolver el aspecto original a la sala. Las actuales butacas, de 1990, serán renovadas y para financiar la operación el Palau ha iniciado una campaña popular en la que invita a particulares y empresas a aportar 50, 1.000 o 30.000 euros a cambio de que una de las nuevas butacas lleve su nombre.

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