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Reportaje:

Vocifera una gran boca

Una exposición reúne en Vitoria 37 dibujos de niños y jóvenes que han sufrido malos tratos

Una gran boca abierta que muestra sus dientes erizados grita sobre un niño que, pese a todo, sigue sonriendo. Es el dibujo de un adolescente de 14 años que sufre maltrato psicológico por parte de su madre, quien le amenaza continuamente con sus voces y le anula. "Lo único que quiero es que mi madre deje de enfadarse", apunta el chico, cuyos padres están en proceso de separación y presenta acusados problemas de relación y escolares.

El dibujo es uno de los 37 que inetgran la exposición La huella del maltrato, que se exhibe en el centro cívico Hegoalde de Vitoria (Alberto Schommer, 10) hasta el 31 de mayo. Ha sido organizada por la Asociación Vasca para la Ayuda a la Infancia Maltratada (AVAIM).

La muestra recoge los dibujos que han realizado niños y jóvevens de 5 a 16 años, víctimas de maltrato físico y psicológico y algunos de ellos también de abuso sexual. Repletas de significados, muchas veces estremecedores, las ilustraciones se realizaron en el correspondiente contexto terapéutico, cuando los profesionales que les atendían en un centro de acogida consideraron conveniente pedir a estos pequeños pacientes que se representasen a sí mismos o a su familia.

Es una situación dura para los afectados, "pero también hay que tener en cuenta que en el maltrato infantil en la mayor parte de las ocasiones los niños no cuentan lo que les está pasando, así que si alguien toma las riendas y les da permiso para contar ese secreto, también supone una liberación", explica Rosa Arruabarrena, presidenta de AVAIM.

Los niños que participaron en la experiencia se hallaban internados en un centro madrileño, pero las ilustraciones "podrían haberse realizado en cualquier lugar. No es el contexto cultural el que determina que los dibujos sean de una u otra manera", dice Arruabarrena.

Trabajo clínico

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La muestra es fruto del trabajo clínico diario y refleja la infancia desde su perspectiva más cruel.

Por eso, su principal intención busca que el dolor sufrido por esos menores inocentes llegue a la sociedad. "Así como en el tema de la mujer hemos llegado a un punto de tolerancia cero, en la infancia y adolescencia, no. Sigue habiendo muchísimo miedo a notificar entre los familiares y vecinos", apunta Arruabarrena. Sin olvidar el caso de las madres sometidas que se comportan con indiferencia ante los abusos sexuales a sus hijos, historial que aparece detrás de alguna de las piezas expuestas.

AVAIM nació hace 16 años. Impulsada por voluntarios, su trabajo ha buscado sobre todo la concienciación social. "Esos niños que no acuden a clase o que muestran conductas extrañas pueden estar sufriendo situaciones de riesgo que provocan en el menor una lesión tanto física como emocional", explica la presidenta de AVAIM. Eso sí, deja claro que el maltrato infantil puede darse en cualquier familia, que no hay que vincularlo a las que reciben atención de los servicios sociales. Y, por supuesto, no se trata de buscar culpables, sino de intentar solucionar un problema: "Cuando el vecino lo notifica, no es un chivato".

La exposición suma también 12 fotografías de Álvaro Postigo, que, bajo el lema "Mi bienestar es tu responsabilidad", resumen los derechos de la infancia: a la educación, a la paz, a no sufrir maltrato, a no ser explotado, a tener diferentes familias,...

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