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Tragedia en Palencia

La soledad de las amigas Leonina y Petra

Petra Rastrillo, que el 12 de mayo habría cumplido 89 años y a la que los bomberos buscaban aboche bajo los escombros, y Leonina Morate Amor, de 91, una de las víctimas mortales, también estaban solas en el momento de la explosión.

Leonina y Petra, vecinas y amigas, no querían irse de sus casas. "Yo no me voy con nadie. Si he de morirme, que sea en mi casa; el día que salga, que sea con los pies por delante", asegura Rosa María, hija de Petra, que repetía su madre cada vez que le sugerían que se fuera a vivir con sus hijos.

Leonina, de 91 años, era velada ayer por su hijo y demás familiares en el tanatorio de Palencia. Su cuerpo estaba intacto. Sólo una pequeña mancha roja en la frente. Según su nuera, Martina Olmedo, la causa de la muerte pudo haber sido la onda expansiva de la explosión. "Vivía sola, sí, pero, su hijo la visitaba todos los días; decía que quería morirse en su casa. Me tocaba lavarla justo el día de la explosión", destacó.

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Sin esperanza para los dos desaparecidos

Las hermanas octogenarias Julia y Ángela Montes, que vivían en el 2º B del bloque número 4, dormían en la misma habitación. Ángela, la mayor, sufrió meningitis de pequeña y Julia la cuidó durante toda su vida. Las dos perecieron en la explosión. La hija de Julia, que se llama como su madre, cuenta que vive en San Sebastián y que su marido había viajado a una casa que tienen en la provincia de Palencia para estar un día y luego ir a visitar a su madre. "Si venimos directamente a casa de mi madre, habríamos corrido la misma suerte", cuenta la mujer.

Ocho heridos

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Un total de siete personas, cuatro hombres y tres mujeres, siguen todavía hospitalizados en el Hospital Río Carrión. Además, la niña Nerea, de seis años, continúa en estado grave en la UCI del Hospital Clínico de Salamanca, con un traumatismo craneoencefálico que ha mejorado en las últimas horas, aunque la pequeña sigue sedada.

El joven J. G. A., novio de una de las fallecidas, era el otro herido cuya salud revestía un estado de gravedad, aunque a media tarde de ayer pudo abandonar la UCI, ya que había mejorado notablemente. El resto de los ingresados también sigue evolucionando favorablemente.

A medida que ha ido pasando el tiempo, algunos de los vecinos de la calle afectada han podido ir entrando en sus casas acompañados por los cuerpos de seguridad para recoger sus pertenencias, desde la ropa hasta los álbumes de fotos. Cansados y aturdidos, han salido de sus portales cargados de bolsas negras, donde iba todo lo que han podido rescatar.

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