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1.500 kilos de tierra y 400 metros cuadrados de hierba

Roger Federer y Rafa Nadal se enfrentan hoy a un reto con destellos de circo, aroma de gran pelea y trazas de traje a medida: 400 metros cuadrados a cada lado de la red, dos espacios totalmente distintos.

Del lado que prefiere Federer, verde hierba natural, una mezcla de tres variedades al estilo Wimbledon, el torneo que ha ganado cuatro veces seguidas. Del lado de Nadal, 1.500 kilos de tierra batida, como en Roland Garros, el grande que ya ha conquistado dos veces. Debajo de los dos, 200 toneladas de grava caliza que drenan la humedad. Y encima, dos tenistas enfrentados a un reto loco, dispuestos a jugarse el tipo en una exhibición a mitad de temporada, con los torneos de Roma y Roland Garros a la vuelta de la esquina. Es el imperativo de la mercadotecnia. Y la preocupación de los protagonistas: cada vez que cambien de lado, Nadal y Federer enseñarán los calcetines. Contra las lesiones, tecnología. Cambiarán de zapatillas. Suela de espiga sobre arcilla. Suela con dibujo de ventosa sobre hierba.

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"Es verdad [que cambiar de hierba a arcilla y viceversa], es un cambio radical en cuestión de minutos y que va a costar", admitió Nadal, "pero es sólo un partido. Vienen semanas clave, de máxima importancia, pero no creemos que haya riesgo. No creo que nos afecte. Si no, no disputaríamos este partido".

El español explicó que no tenía decidida "la estrategia", si se cambiaría de zapatillas o no. Federer, entre risas, jugó al escondite: "Esperaré a ver lo que hace él y decidiré mi táctica en el último minuto". Para entonces, el Palma Arena se abarrotará con más de 6.000 personas. El partido se verá en India, Japón, Suráfrica, Emiratos Árabes, Suramérica..., donde también podrán disfrutar de una pista que se ha construido en 16 días. Eso, aunque parezca mentira, ha costado mucha luz: la hierba no crece así como así. "Esta pista es totalmente nueva", explica Andreu Puigserver, su constructor. "El tema de la hierba, al ser una pista interior, ha sido lo más complicado. Ha habido que darle mimos para que aguante el día del partido", explica. La solución: el recinto del Palma Arena ha permanecido iluminado 24 horas al día para acelerar el crecimiento de la hierba. Ayer se decidieron cambiar varias tepes porque el césped no había agarrado bien. De ahí que la pista permaneciera cerrada en lugar de acoger la presentación del partido.

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