El espionaje británico siguió a dos de los terroristas 18 meses antes del 7-J
Condenados cinco islamistas en Reino Unido por preparar atentados
Los servicios de inteligencia británicos controlaron a dos de los suicidas del 7 de julio de 2005 un año y medio antes de que cometieran los atentados de Londres. Mohamed Sidique Khan, considerado el ideólogo del 7-J, y Shehzad Tanweer, su lugarteniente, contactaron al menos cuatro y tres veces con un islamista que ayer fue condenado, junto con otros cuatro, a cadena perpetua por preparar varios atentados que fueron desbaratados.
Heridos y familiares de las víctimas mortales del 7-J, así como los partidos de la oposición, exigieron ayer al Gobierno una investigación independiente sobre los fallos de la inteligencia en los atentados del 7-J, en los que fallecieron 52 personas y cuatro suicidas.
La conexión con los autores del 7-J fue ocultada al jurado que ayer declaró culpables a cinco islamistas que habían comprado 600 toneladas de fertilizante para preparar bombas, con las que planeaban atentar contra el centro comercial Bluewater, en Kent, el mayor del Reino Unido, contra la discoteca Ministry of Sound, en el centro de Londres, y contra la red de gas.
Cinco de los siete acusados fueron declarados culpables y dos absueltos tras un juicio que ha durado 13 meses. Uno de los condenados se llama Anthony García, pero no tiene ninguna conexión española: nació en Argelia en 1982 con el nombre de Rahman Benouis, pero en 2003 se cambió el nombre porque le parecía más fácil conseguir su objetivo de convertirse en modelo profesional.
Otro de los condenados es Omar Khyam, de 25 años. El MI5 estaba siguiendo a Khyam cuando éste se entrevistó cuatro veces con Sidique Khan y tres veces con Tanweer. El MI5 les siguió la pista durante un tiempo, supo que habían estado en Pakistán, llegó a controlarles en varios viajes en coche por el Reino Unido, e incluso siguió a Khan hasta su domicilio en Leeds, pero llegó a la conclusión de que estaban más interesados en pequeños delitos que en acciones terroristas. Un año y medio después se inmolaron en el metro de Londres.
Los servicios antiterroristas y el Gobierno británico insistieron después del 7-J en que era prácticamente imposible haber prevenido los atentados porque éstos habían sido cometidos por cuatro jóvenes nacidos en el Reino Unido y sin vinculación previa con grupos islamistas o terroristas. Sin embargo, luego se supo que Mohamed Sidique Khan había entrado de manera tangencial en el radar del MI5. Ahora se sabe que no fue de forma tan tangencial. El nuevo jefe del MI5, Jonathan Evans, hizo pública una declaración en la que niega que los servicios de espionaje actuaran "de manera complaciente" y explica que "los servicios de seguridad nunca tendrán la capacidad de investigar a todos los que aparecen en la periferia de otras operaciones".
El ministro del Interior, John Reid, descartó en una comparecencia parlamentaria la convocatoria de una investigación independiente, con el argumento de que eso "distraería las energías y esfuerzos de muchos en los servicios de seguridad y la policía, que están ya muy ocupados afrontando la actual amenaza terrorista".
Pero a juicio de Rachel North, que sobrevivió a la bomba en el túnel de la línea Piccadilly, hay que investigar "porque resulta que no nos han dicho toda la verdad sobre lo que lo que ocurrió y sobre lo que sabían acerca de los autores de los atentados". "Aquellas bombas no vinieron de la nada, esos hombres no estaban limpios".
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