"Orson Welles habría adorado Internet y la tecnología digital"
El museo de Bellas Artes de Bilbao realizó los pasados días 27 y 28 sendas jornadas dedicadas al cine de Orson Welles (1915-1985). La primera se ofreció una amplia panorámica de trabajos inacabados del director y la segunda, una selección de obras desconocidas. Para hablar de las dos facetas, la inacabada y la desconocida, de Welles, acudió a Bilbao Stefan Drössler (Alemania, 1961), director del Film Museum de Munich y experto en cine.
Pregunta. ¿Cómo surgió su interés por la obra de Welles?
Respuesta. La compañera de Welles durante sus últimos 20 años de vida, Oja Kodard, su musa y colaboradora más íntima, donó al museo las películas inacabadas del cineasta, que éste le había legado a su muerte. Ella las entregó al Film Museum, con la condición de que conserváramos el material, lo restauráramos y lo mostráramos al mundo.
"El cineasta necesitaba mucho dinero para su estilo de vida: comer bien, buenos hoteles..."
P. ¿Porqué el interés de Kodard en que se mostrara algo que no está terminado?
R. Para que se pudiera ver que Welles no estaba al final de sus días, como dicen muchos biógrafos, roto y sin carrera cinematográfica. Estuvo activo hasta el final, con proyectos, rodando todo el rato.
P. ¿Se puede saber cuánta fue la producción de Welles?
R. Nadie puede hacer una lista con todo lo que él hizo, porque se diversificó mucho y hay muchas grabaciones, comentarios en documentales, anuncios... Welles necesitaba mucha financiación para el estilo de vida que le gustaba llevar: comer bien, viajar, buenos hoteles, y rodar sus filmes.
P. De lo que se ha visto en Bilbao, ¿qué es lo más sorprendente?
R. Sus trabajos para televisión, que no son conocidos. La televisión era un medio que adoraba. En los años cincuenta pensaba que podía crear un nuevo estilo de comunicarse con el público, más directo. Pero luego le disgustó porque todos los trabajos que presentó para televisión se los rechazaron. Sólo se emitió una vez, dos años después de que la terminara, La fuente de la juventud, y dentro de un espacio para programas rechazados.
P. ¿Qué destacaría del cineasta?
R. Siempre trató de no copiarse a sí mismo y crear un nuevo estilo para cada filme. Le indicaba al cámara que no rodase al estilo Ciudadano Kane. Y siempre dijo que en el cine el trabajo más importante se hacía en la sala de montaje. Se pasaba horas montando.
P. ¿Cómo es el trabajo de restauración de las películas inacabadas que donó Kodard?
R. Welles hacía varias versiones de la misma escena, por lo que es difícil restaurar sus películas. Filmaba y editaba al mismo tiempo. Rodaba, lo miraba y si decía "no me sirve", había que rodar de nuevo. Luego cogía las escenas que le gustaban y las editaba. Intentaba con ellas técnicas innovadoras, como montar fotograma a fotograma, algo que ahora hacen digitalmente directores como Oliver Stone. Welles lo inventó ya en sus primeros filmes, pero con la tecnología que había entonces era muy difícil.
P. Pues habría adorado Internet.
R. Por supuesto. Y hacer montajes con los sistemas digitales de ahora. Él experimentaba en la sala de montaje. Quería probar cosas nuevas. Quería ser como un escritor o un pintor, que sólo dan por acabado su trabajo cuando está terminado. No tienen a un productor detrás presionándoles para que hagan dinero.
P. ¿Welles lo tenía?
R. Tenía libertad porque se financiaba sus propias películas, e intentaba siempre llegar hasta los límites en la experimentación, no quedarse en lo convencional.
P. ¿Dónde está la genialidad de Orson Welles?
R. Es muy difícil decirlo. Cada filme es diferente y eso es algo que él deseaba así. Lo que conecta toda su filmografía es la personalidad de Welles.
P. ¿Y cual considera usted su mejor filme?
R. Fraude, de 1973. Yo tenía 13 años cuando lo ví y sentí que había una libertad total en ese filme, que era un trabajo completo.
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