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Crítica:FERIA DE ABRIL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Banderillas en 4º A

¡Qué barbaridad! Se descuida uno un segundo y a la primera de cambio ya te han plantado un par de banderillas. Lo de ayer fue algo más que un festival de palitroques, fue un acerico compulsivo, una locura de arponcillos. El Fandi puso rehiletes cuarteando, quieto, andando, al sesgo, de sobaquillo, al quiebro, al relance, de frente y de perfil, al violoncello, al contrabajo, desde el aire, bajo tierra, con tirabuzón, a la parisién, a la granaína, a la jeringuilla olímpica, al bisturí, al desguace... No era posible poner más pares ni en más diversas suertes. Y el público, artrítico de aplaudir, agotado. En un momento dado, las extremidades superiores de los diestros, más parecían aspas de molinos que brazos: accionando sin descanso iban dejando rejoncillos por donde pasaran, muchos de los cuales convergían en abundancia sobre el toro. En diversas zonas, porque no había sitio. Tomaba el matador la muleta y, es seguida, un espabilado daba la voz de alerta: "No lleva estaquillador, lleva una banderilla". "Y la va a usar para la suerte suprema", apostillaba otro entendidillo. Hubo un momento en que allí nos se movía nadie por el temor, más que justificado, de encontrarse de frente, en un descuido, con un garapullo perdido. Ni los recalcitrantes reponedores de güisqui, iban a sus asuntos, entre toro y toro, no apareciera El Fandi entrenando con los palos y se le fuese alguno. No había lugar para la distracción ni el descuido. Ni para ninguna otra eventualidad, porque nada más aconteció en la corrida, que fue como mañana de lunes en un aula de 4º de la ESO.

Lunito, primero del Cordobés, andaba reservón y perezoso hasta el terció último donde la molicie mudó en pasividad absoluta. Se pegó a tablas cual alumno al pupitre, echóse sobre los brazos y sin participar más, esperó los acontecimientos. Si Lunito fue muy deficiente, Pajarito -el segundo- se arrodilló suplicando clemencia al picador. Quería levantar la clase El Fandi quitando por navarras y serpentinas, pero en la lección de muleta, el tutor Rivera no se pudo hacer con él: atendía desganado, la cabeza a cualquier lado, derrotando al maestro. Espiguito, el tercero, también del aula de los diminutivos, quiso asimismo sentarse con la peña, pero Fandi no le dio respiro: de rodillas primero, el percal pegado, el palitroqueo después, más tarde al anillo -que no se distraiga- y allí mismo sacó los resabios de repetidor y, vagueando, comenzó a molestar y colarse. Los tres últimos fueron de FP: de las familias profesionales de actividades deportivas, música, perfumería y pastelería. Pero ni Fogoso fue vehemente, ni Flautista nos puso en danza, ni Violetero tuvo perfume, ni Azucarero dulzura. Díaz tomo en la tela la languidez del cuarto y consiguió, con ímprobo esfuerzo, que entregase algún ejercicio, pero eran pocos, desordenados y sin acabar. "Música maestro" -gritó un guasón, sin considerar la labor del tutor. Flautista afinó tres veces bien en el cadencioso capote que le puso Rivera, y tras esta práctica alentadora, el propio maestro le puso los palos.

David Fandila, <i>Fandi,</i> en el segundo toro.
David Fandila, Fandi, en el segundo toro.EFE

Marca / Cordobés, Rivera, Fandi

Toros de José Luis Marca; flojos, plúmbeos y descastados. Manuel Díaz, El Cordobés: medio pinchazo (silencio); atravesada y estocada (silencio). Francisco Rivera Ordóñez: estocada (silencio); cinco pinchazos y un descabello -aviso- (silencio). David Fandila: pinchazo, pinchazo hondo y dos descabellos (saludos); estocada caída y descabello (palmas). Plaza de la Maestranza, 28 de abril. 17ª corrida de abono. Lleno.

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