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El PP aprueba pagar una obra del metro en Valencia con una operación urbanística

La oposición rechaza que el Consistorio financie un soterramiento que compete al Consell

Sara Velert

El Ayuntamiento de Valencia pagará la mitad del soterramiento de un kilómetro de vías del metro en Benimàmet con el aprovechamiento urbanístico que le corresponda de la reclasificación de 340.000 metros cuadrados de huerta. El gobierno del PP que dirige Rita Barberá aprobó ayer en solitario la operación acordada con la Generalitat en el último pleno antes de las elecciones. La oposición rechazó que el Consistorio financie una obra que es competencia de la Generalitat y, además, lo haga a costa de la huerta y con la pérdida de suelo para vivienda protegida y dotaciones.

El último pleno del mandato acabó con agradecimientos y deseos de "amistad y cariño" de la alcaldesa, Rita Barberá, para concejales, funcionarios, vecinos y periodistas por el trabajo de estos cuatro años. Una despedida revestida de solemnidad tras una sesión en la que los concejales del PP y de la oposición aprovecharon para lanzarse las últimas puyas antes de las elecciones, y algunos ediles casi mudos en estos cuatro años tomaron la palabra. Y hubo despedidas, las de José Luis Juan, del PP, y Antonio Montalbán, portavoz de EU-L'Entesa.

La aprobación del convenio con la Generalitat para soterrar un kilómetro de la línea 1 en Benimàmet llegó al pleno por despacho extraordinario. El portavoz socialista, Rafael Rubio, al igual que la concejal de EU-L'Entesa María Victoria González apoyaron la eliminación de la barrera férrea en la pedanía, pero rechazaron la cofinanciación municipal de una obra que corresponde a la Generalitat, que adelanta 66 millones de euros y recuperará más del 50% con la aportación municipal y el ingreso de los cánones de soterramiento de los agentes urbanizadores. El Ayuntamiento reclasificará 340.000 metros cuadrados de huerta y sacará su parte en la operación (33 millones de euros) del excedente de aprovechamiento que le toca por ley en los planes urbanísticos. El Consistorio perderá así suelo que podría destinar a vivienda protegida o a equipamientos, denunció Rubio, quien destacó que el convenio "es un grave precedente" porque otras administraciones pueden exigir reclasificaciones en futuras obras. Las actuaciones del metro en Valencia "no han estado nunca vinculadas a recalificaciones de suelos protegidos o de huerta" y en otros planes urbanísticos los agentes urbanizadores han pagado el canon de soterramiento de vías de Renfe sin que el Consistorio haya renunciado a su suelo. "No tenemos por qué sufragar gastos que son competencia de otra Administración que ha gestionado mal su dinero", incidió González. El concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, aseguró que la oposición no se ha preocupado de Benimàmet hasta que los populares han acordado la obra.

El pleno también dejó para las actas la enésima confrontación por facturas impagadas que se sacan del cajón acabados los ejercicios, un acuerdo para sacar adelante un centro de salud en Malilla y la concesión de la medalla de oro de la ciudad al Instituto Valenciano de Oncología.

Nueva ordenanza del ruido

La nueva Ordenanza Municipal de Protección contra la Contaminación Acústica pasó por el pleno sin hacer ruido. Casi de puntillas. No hubo debate sobre su contenido ni mención al retraso de cinco años en adaptar la actual norma a la legislación autonómica y europea, o comentario sobre las sentencias contra el Ayuntamiento que han ganado vecinos hartos de luchar solos por su descanso.

Ocasión habrá para profundizar, porque ayer el pleno certificó la aprobación inicial, que permitirá exponer el documento al público para alegaciones. Así lo hará el grupo socialista, adelantó la concejal Carmen del Río, quien explicó la abstención de su partido en el trámite de ayer. Los grupos políticos podrían haber exigido 10 días de alegaciones antes del paso de la ordenanza por el pleno, pero renunciaron para que saliera adelante.

EU-L'Entesa votó a favor de la aprobación inicial, que deja abierta la posibilidad de alegar. El PP asegura que ha primado el descanso por encima del ruido y que se reforzarán los controles contra el desmadre de decibelios del ocio nocturno. Las zonas acústicamente saturadas con limitación horaria, que el Ayuntamiento sólo crea por sentencia, repiten en la ordenanza, que blinda las fiestas populares con un tope de 90 decibelios.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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