El primer ejecutivo de Siemens tira la toalla
El presidente ejecutivo de Siemens, Klaus Kleinfeld, de 49 años, tiró ayer la toalla. Ante el consejo de vigilancia de la multinacional alemana renunció a la renovación de su contrato, que concluye el próximo 30 de septiembre. En una nota difundida por Siemens se comunica: "El doctor Klaus Kleinfeld, presidente de la presidencia ejecutiva de Siemens, SA, ha anunciado que no está dispuesto a renovar su contrato".
La renuncia de Kleinfeld se produce a menos de una semana de la dimisión de su antecesor en el cargo y luego presidente del consejo de vigilancia Heinrich von Pierer. La causa de esta crisis en uno de los mayores consorcios industriales alemanes se encuentra en los escándalos de sobornos para conseguir licitaciones, a los que se dedicaron unos 420 millones de euros, y la financiación de un sindicato amarillo con más de 30 millones de euros. Kleinfeld no parecía implicado, porque sólo llevaba desde enero de 2005 en el cargo de jefe de Siemens y antes había trabajado en EE UU. No obstante, ha pesado más en algunos miembros del consejo de vigilancia el temor a que en el curso de las investigaciones judiciales también apareciese su nombre. Desde hace días había empezado una guerra sucia para desmontar a Kleinfeld, con filtraciones a la prensa de que el consejo de vigilancia buscaba sucesor.
El acoso a Kleinfeld no cesó ni ante el anuncio de las extraordinarias cifras conseguidas por Siemens en el último trimestre. Las ganancias aumentaron un 36% hasta 1.300 millones de euros y el volumen de negocio creció hasta 20.600 millones de euros. Estas cifras superan todas las previsiones de los analistas. Estaba previsto difundirlas hoy, pero, tal vez en un intento de salvar el pellejo de Kleinfeld, se publicaron el martes por la noche. El presidente de Siemens disfrutaba de la confianza de los inversores. La noticia de su dimisión provocó una fuerte caída de la cotización de la acción en pocos minutos de 91,08 a 86,46 euros.
Al temor a la SEC se atribuye un papel importante en la caída de Kleinfeld, ya que una posible investigación del organismo regulador de la Bolsa en EE UU se veía con pánico en la cúpula de la multinacional.
Con los ceses de Von Pierer y Kleinfeld, Siemens lanza un mensaje de borrón y cuenta nueva, de que se acabaron los sobornos e irregularidades.
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