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Caos urbanístico y alcalde imputado en el paradigma de ciudad sostenible de Camps

Crecimiento urbano horizontal a golpe de modificaciones puntuales del planteamiento -100 en 20 años- que ha agotado el suelo, desajuste entre la capacidad de los servicios y la demanda y altas tasas de criminalidad a consecuencia, según jueces y policías, de la caótica trama urbana, conforman los rasgos distintivos de Torrevieja. La guinda a esta postal urbana, la pone su alcalde, Pedro Ángel Hernández Mateo, del PP, imputado por especulación. El regidor obtuvo una plusvalía de 5,2 millones de euros con la compra de una finca.

El lunes, el presidente del Consell, Francisco Camps, dulcificó esa foto fija de Torrevieja y elevó al municipio a la categoría de "modelo de sostenibilidad". La reacción de la oposición ha sido fulminante. "Camps vive en un mundo virtual. Torrevieja es la ciudad más caótica e inseguridad precisamente por su modelo de crecimiento urbano", aseguró Ángel Jiménez, candidato del PSPV a la alcaldía. "El presidente Camps no parece dominar muy bien el concepto de sostenibilidad y podría estar confundiéndolo con el enriquecimiento de algunos de sus alcaldes, como sucede con el caso de Hernández Mateo", destacó su homólogo de Los Verdes, José Manuel Dolón.

El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Torrevieja esta vigente desde 1984. Desde entonces ha sufrido más de un centenar de modificaciones puntuales para dar cabida a otras tantas iniciativas urbanísticas, "la mayoría mediante negociaciones privadas entre el alcalde y los promotores para recalificar fincas rústicas", precisa Dolón.

El desajuste entre la capacidad de los servicios y la demanda debido al constante y acelerado crecimiento de la ciudad -96.000 habitantes, y un parque de 160.000 viviendas- queda reflejado en la depuradora que en época estival no puede tratar los volúmenes de agua que recibe. La población tampoco dispone de una red de evacuación de aguas pluviales.

Patrullas vecinales

Los cortes en servicio de agua son constantes, mientras los vecinos denuncian el baldeo de calles con agua potable y el Ayuntamiento se opone a la planta desaladora. El tráfico rodado -saturación de la N-332 y falta de aparcamientos- y la contaminación acústica derivada de la actividad de los locales de ocio son otras carencias del municipio.

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Y, por último, el caótico modelo urbano, ha convertido al municipio en el refugio perfecto para las mafias, que entre 1999 y 2003 elevó los índices de criminalidad y llevó a los vecinos a organizar patrullas nocturnas para combatir la oleada de asaltos a casas. "El modelo de urbanismo de Torrevieja es del promotor y la especulación, supermasificado, desintegrado y privatizado", resume Honorio Fernández, presidente de la Asociación Europea de Consumidores y Usuarios de Urbanismo.

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