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Catecismos de nuestra infancia

El teólogo Enrique Miret Magdalena suele presumir de que, entre los 35.000 libros acumulados en su larga vida -ha cumplido ya 93 años-, la joya es la colección de 1.500 catecismos en todos los idiomas. Los españoles son pieza aparte, como demostró Miret hace algunos años en el libro El catecismo de nuestros padres. Llama la atención, en los sombríos y terribles textos de la España nacionalcatólica, cómo abundaban los que oían por todas partes el galope de los caballos del Apocalipsis. "¿Hay más que un infierno?", se pregunta el catecismo del padre Astete en la versión de 1955

. Respuesta: "Hay cuatro infiernos, y se llaman: infierno de los condenados, purgatorio, limbo de los niños, limbo de los justos o seno de Abraham".

El catecismo Nuevo Ripalda en la nueva España, edición 1951, llama a Dios el "remunerador" (porque "premia a los buenos y castiga a los malos").

La idea tópica del infierno le parece al teólogo Juan José Tamayo un "cotilleo morboso". Tamayo inicia el capítulo dedicado a este tema en su ya clásico Para comprender la escatología cristiana (Editorial Verbo Divino, Pamplona, 1993), con la conocida cita de Sartre: "El infierno son los otros".

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