Cuando un incendio dura dos años
El incendio en 1989 de una cinta transportadora de carbón en el pozo Mosquitera, de Carbayín (Siero), que mató a cuatro mineros, se mantuvo vivo durante dos años. El fuego se hizo incontrolable tras alcanzar una capa de carbón de seis metros de ancho. "El incendio del carbón no hay quien lo pare", afirma Andrés Avelino Gutiérrez Pérez, responsable de Seguridad del SOMA.
"Si el fuego encuentra una capa de mineral se puede propagar a lo largo de varios kilómetros". El carbón es un combustible y, en el caso de las minas asturianas, presentan además una acusada propensión al desprendimiento de gas metano (grisú), que es tóxico, pero además explosiona en determinadas condiciones y ante una fuente de calor.
Los yacimientos hulleros asturianos son los más difíciles de Europa por su geología. "Cuanto más complejo es el yacimiento, más difícil es el laboreo y mayor es el riesgo", explica Ramón Álvarez, jefe del Servicio de Seguridad Minera del Principado.
En la mina no hay un único trabajo. En una explotación de carbón coexisten una quincena de oficios y especialidades, cada una con sus riesgos específicos.
"Yo pertenezco a una familia de mineros y siempre oí hablar de cómo era la mina. Pero una cosa es cómo te la imaginas y otra la realidad. He visto morir a mucha gente", explica Felipe Burón, hoy responsable de seguridad de la Federación Minera de CC OO de Asturias.
El consejero de Industria del Principado, Graciano Torre, argumenta que la comunidad cuenta con un Servicio de Seguridad Minera integrada por 32 personas, que realizan labores de prevención e inspección. "Tenemos empresas, como Hunosa, que hoy exportan sistemas de seguridad", añade Torre.
Hunosa es la mayor compañía minera asturiana. Llegó a tener 26.000 mineros. Ahora cuenta con 3.000 trabajadores en siete pozos y dos lavaderos. Pese a ello, sigue siendo deficitaria.
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