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La investigación de una matanza en Irak acusa de negligencia a los 'marines'

Un informe interno del Ejército estadounidense sobre la matanza cometida en 2005 en Haditha, a 240 kilómetros al noroeste de Bagdad, acusa a los mandos militares de negligencia y de haber fomentado un ambiente en que no se valoraban las vidas de civiles iraquíes.

El 19 de noviembre de 2005, en la localidad de iraquí de Haditha una bomba explotó al paso de un vehículo de una patrulla de marines. Un soldado estadounidense murió y otros dos resultaron heridos. Los compañeros de los caídos decidieron tomarse la justicia por su mano matando a 24 civiles desarmados. Primero mataron a cinco civiles que hicieron salir de un coche. Después, asaltaron varias casas disparando mujeres y niños, muchos de ellos en pijama y dentro de sus camas.

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El informe interno sobre la matanza acusa a los mandos militares de negligencia y de haber fomentado un ambiente en que no se valoraban las vidas de civiles iraquíes. El informe, elaborado por el general del Ejército de Tierra Eldon Bargewell, sostiene que en la Segunda División de los Infantes de la Marina "los mandos de todos los niveles estaban dispuestos a considerar la muerte de civiles, incluso en números importantes, como algo rutinario" en la lucha contra una insurgencia.

"Las declaraciones hechas por distintos mandos en el curso de esta investigación sugieren que las vidas iraquíes no son tan importantes como las vidas estadounidenses, sus muertes suponen sólo el precio a pagar para seguir adelante con las operaciones y los marines tienen que cumplir sus tareas pase lo que pase", escribe el general Bargewell.

Falta de interés

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El informe reservado de 104 páginas, completado en junio de 2006, no acusa a los mandos de los marines de haber intentado encubrir la masacre en Haditha, sino de una falta total de interés por lo ocurrido. "Concluyo que el deber de indagar en este caso fue tan obvio que una persona razonable con conocimiento de estos acontecimientos habría investigado sin duda alguna. Lo más llamativo sobre las bajas civiles fue la ausencia de casi ningún tipo de indagación a ningún nivel del mando sobre las circunstancias rodeando las muertes", comentó el general.

Los militares ni siquiera se plantearon una investigación hasta que el asunto no trascendió a la prensa estadounidense, en enero de 2006.

En diciembre pasado, el Cuerpo de marines presentó cargos por la matanza de Haditha contra ocho militares: un teniente coronel, dos capitanes y un teniente, acusados de negligencia del deber, y dos sargentos y dos cabos acusados de asesinato. Los acusados podrán ser condenados a la pena capital si la fiscalía demuestra que la matanza fue una simple venganza por la muerte de un soldado. Los cargos contra uno de los sargentos, Sanick de la Cruz, fueron retirados el martes pasado, cuando recibió inmunidad a cambio de prestar testimonio contra los siete militares restantes.

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