Próxima parada, Gamoneda
Eres tardío como las sustancias destinadas a la dulzura. No hay semejanza en ti". Para muchos, este versículo de Descripción de la mentira es el mejor autorretrato de Antonio Gamoneda. Nacido en Oviedo en 1931, el ganador del último Premio Cervantes llegó a León con tres años y desde entonces no se ha movido de allí. Su primer libro, Sublevación inmóvil, fue finalista del Premio Adonais en 1959, el año en que lo ganó Francisco Brines. Después, un silencio de casi dos décadas que le dejó fuera de las antologías que canonizaron a los poetas de su generación, la de los niños de la guerra: Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma o el propio Brines. La ruptura del aislamiento fue, en efecto, tardía. Empezó con la aparición en 1977 de Descripción de la mentira y se consumó diez años más tarde con Edad, una reunión de toda su poesía que se publicó en la colección más popular de Cátedra y obtuvo el Premio Nacional de Literatura.
Aunque se ha convertido en un tópico hablar de la marginación de Gamoneda respecto a sus coetáneos, el crítico Ángel L. Prieto de Paula, que incluyó al poeta leonés en su propia antología de los años cincuenta, sostiene que tal marginación nunca existió: "Sublevación inmóvil no es un gran libro, y Descripción de la mentira se publicó casi a la par que las primeras nóminas canónicas del medio siglo. No hubo ninguneo. Antes de Edad era difícil que hubiera tenido una presencia mayor. De todos modos, él no necesita que lo metan en ningún capazo generacional. Eso queda para los mediocres".
Al mítico Descripción de la mentira, que dio paso al Gamoneda maduro, siguieron títulos como Libro del frío y Arden las pérdidas, que han convertido a su autor en una referencia para varias generaciones de escritores. Con todo, el poeta y crítico Miguel Casado (Valladolid, 1954), encargado de la poesía reunida del autor leonés, advierte que reconocer la "radical independencia" de éste nos obliga también a "no depender de él". ¿Y qué hace de Gamoneda un poeta singular? Luis Muñoz (Granada, 1966) destaca "la relación del dolor vital con el placer estético, las conexiones que establece entre las vivencias dolorosas y la operación de escribir sobre esas vivencias, que es una operación en que todo queda convertido en un placer verbal". El resultado, continúa Muñoz, es "una poesía muy esencializada con una belleza desasosegante, llena de energía". Una energía que, para Casado, se consigue a partir de elementos "muy sencillos pero muy vitales, trabajando a partir de la propia memoria, que se convierte en mito".
Todo el mundo coincide en
que la obra clave del último cervantes es Descripción de la mentira, un libro en el que, apunta Miguel Casado, "se construye el mundo personal de Gamoneda". Allí están ya el ritmo versicular de estirpe bíblica y la taxatividad negativa que hoy reconocemos como la voz irrepetible de su autor. Un libro en el que el surrealismo convive con el existencialismo y que Tomás Sánchez Santiago (Zamora, 1957), autor de una antología de bolsillo de la obra de Gamoneda, recuerda haber leído en clave política, como una visión cruda de la transición española: "Ese libro, que deslumbra por su fuerza formal, va más allá de lo poético. Es alguien que dice: 'No me conformo con esto, con tragar sapos'. Y lo dice en 1977, cuando todos estábamos fumando pipas de la paz". Por su parte, Elena Medel (Córdoba, 1985), que acaba de publicar su personal lectura de Blues castellano, abunda en la importancia de Descripción de la mentira pero confiesa su debilidad por Cecilia, el último libro de Antonio Gamoneda. Dedicado a su nieta, "concilia la conciencia de la muerte próxima con el canto de una nueva existencia". Luis Muñoz comparte esa opinión: "Es un libro de reconciliación con la vida".
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