_
_
_
_
_
ANTOLOGÍA DE BABEL | POESÍA

Después de veinte años

Cuando yo tenía catorce años,

me hacían trabajar hasta muy tarde.

Cuando llegaba a casa, me cogía

la cabeza mi madre entre sus manos.

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra

y los gritos de mis camaradas en el soto

y las hogueras en la noche

y todas las cosas que dan salud y amistad

y hacen crecer el corazón.

A las cinco del día, en el invierno,

mi madre iba hasta el borde de mi cama

y me llamaba por mi nombre

y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

Yo salía a la calle y aún no amanecía

y mis ojos parecían endurecerse con el frío.

Esto no es justo, aunque era hermoso

ir por las calles y escuchar mis pasos

y sentir la noche de los que dormían

y comprenderlos como a un solo ser,

como si descansaran de la misma existencia,

Más información
Próxima parada, Gamoneda

todos en el mismo sueño.

Entraba en el trabajo.

La oficina

olía mal y daba pena.

Luego

llegaban las mujeres.

Se ponían

a fregar en silencio.

Veinte años.

He sido

escarnecido y olvidado.

Ya no comprendo la noche

ni el canto de los muchachos sobre las praderas.

Y, sin embargo, sé

que algo más grande y más real que yo

hay en mí, va en mis huesos:

Tierra incansable,

firma

la paz que sabes.

Danos

nuestra existencia a

nosotros

mismos.

De Blues castellano (escrito en 1966, publicado en 1982).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_