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Merkel choca con Polonia en su intento de reactivar la Constitución

Varsovia pide un cambio en el sistema de voto de la UE para evitar posiciones "hegemónicas"

Ana Carbajosa

Polonia se resiste a mover ficha. La cruzada que protagoniza la canciller alemana, Angela Merkel, presidenta de turno de la UE, para subir al barco de la maltrecha Constitución europea a los socios más díscolos, se topó ayer con el inmovilismo del Gobierno de Varsovia, que exige un cambio en el sistema de voto que contempla el Tratado constitucional, por considerar que le perjudica frente al peso que el texto otorga a Alemania.

"Nuestra experiencia histórica demuestra que hay que temer las estructuras hegemónicas", sostuvo ayer un desafiante primer ministro polaco, durante su segunda visita a Bruselas. Jaroslaw Kaczynski no desveló cuál será su posición en junio, fecha en la que los líderes de la UE deben dar el visto bueno al calendario de Merkel para poner en pie el Tratado Constitucional en 2009. Pero dejó entrever que todo está abierto y que sólo las conversaciones de la conferencia intergubernamental que deberá negociar la Constitución a partir de junio pueden disipar las dudas. La canciller alemana debe vérselas también con otros dos huesos duros de roer: Reino Unido y República Checa, partidarios de una Europa de mínimos.

A Merkel le quedan apenas dos meses para convencer a checos y polacos para que remen en aras de un nuevo texto constitucional que saque a la UE de la parálisis en la que se adentró en 2005, después de que franceses y holandeses dijeran no al Tratado. Mientras que Polonia se resiste, la República Checa parece haber entrado por el aro, después de que el presidente Vaclav Klaus se reuniera la noche del martes con la canciller por tercera vez en los últimos tres meses.

La prensa checa publicaba ayer que Klaus habría levantado sus objeciones al calendario de reformas constitucionales propuesto por Merkel. Las reticencias del Gobierno euroescéptico checo impidieron que los Veintisiete firmaran el mes pasado la declaración del 50º aniversario de la UE, en parte porque aludía a la necesidad de que la Constitución esté reformada antes de las elecciones europeas de 2009.

Mientras, Polonia insiste en reabrir el melón al proponer un nuevo sistema de voto para las iniciativas comunitarias, una cuestión que Merkel da por zanjada. "A Polonia no le satisface un sistema que nos convierta en el país menos privilegiado de la UE", dijo Jaroslaw Kaczynski, hermano gemelo del presidente polaco, Lech. Varsovia pretende conservar el poder que le otorgaba el Tratado de Niza, mucho mayor que el que contempla la nueva Constitución que la mayoría de los Veintisiete apoya. Polonia propone ahora el llamado sistema de la raíz cuadrada, donde ganarían peso los Estados más poblados y se reduciría la diferencia entre países grandes y pequeños.

Un club para 27

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La intervención de Kaczynski se produjo apenas dos días después de que en Londres el primer ministro británico, Tony Blair, y su homólogo holandés, Jan Peter Balkenende, dijeran alto y claro que Europa no necesita una Constitución, sino la reforma de los textos existentes, para hacer posible que un club ideado para seis miembros funcione con 27. Tal vez porque los aires de fractura no cesan, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, apeló a "la ética europea" de los miembros de la Unión para que busquen una solución. "Pido a todos los Gobiernos sin excepción que hagan un esfuerzo", dijo Barroso durante su intervención conjunta con Kaczynski.

El primer ministro polaco se reunió ayer en Bruselas con varios comisarios europeos para tratar los distintos contenciosos que Varsovia mantiene con el Ejecutivo comunitario, sobre todo en materia de infraestructuras y medio ambiente. "Dejad que nos desarrollemos con velocidad. Evitad las decisiones que aumenten el coste de nuestro desarrollo", le pidió Kaczynski a la UE desde el avión que le trasladó a Bruselas, según los periodistas que le acompañaron.

Jaroslaw Kaczynski, en primer plano, y José Manuel Durão Barroso, ayer en una rueda de prensa en Bruselas.
Jaroslaw Kaczynski, en primer plano, y José Manuel Durão Barroso, ayer en una rueda de prensa en Bruselas.EFE

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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