_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Soledad

Elvira Lindo

La mente tiende a acostumbrarse, por pereza, a los lugares comunes, y así la mía daba por seguro que una ciudad como Nueva York maltrataba, por el exceso de energía que exige a diario, a los viejos que recorren las aceras esclavos del andador, exiliados de la patria de la salud y de la productividad. Pero no. Según un estudio que publicó recientemente la prensa, la ciudad, aún comiéndose la juventud de cualquiera, ofrece un panorama más humano. El campo americano es tan solitario, tan magníficas sus distancias y tan escaso en focos de verdadera cohesión social, que para un viejo puede ser una pesadilla. Respirar aire puro pero ser prisionero del coche hasta para comprar el pan no le da al campo las ventajas que cualquiera de nosotros esperábamos de él. España lleva camino de convertirse en una gran urbanización, pero aún queda la voluntad (espero) de los paisanos por relacionarse. El hombre es un animal gregario. Ése es el primer pensamiento que se me vino a la cabeza en mi querida Virginia, uno de los Estados americanos donde la naturaleza es generosa en bosques y animales salvajes, tan abrumadoramente bella y espaciosa que es fácil sentir la tentación del paseo, si no fuera porque pronto aprendes que es muy posible que la policía te pare para preguntarte a qué se debe que estés practicando esa actividad extravagante de ir caminando sin rumbo fijo. Veo las imágenes del campus donde se ha producido la masacre en televisión y reconozco el color de la luz y la arquitectura de los típicos edificios universitarios, también la ingenuidad de esos estudiantes llorosos que se preguntan por qué. Algunos de esos estudiantes están fuera de casa desde los 17 años, con la tremenda perspectiva de que ya se acabó la protección paterna para siempre. Objetivo: reinventarse a sí mismos. A esa tarea se aplican con voluntad de hierro en ese espacio aparentemente idílico que es el campus. Jóvenes autosuficientes en su apariencia física, fuertes como robles y débiles emocionalmente. Es casi la definición de una enfermedad nacional por muchos admitida. De vez en cuando la locura se dispara, el deseo de venganza o de salvación del mundo; una mística paranoica que encuentra su tesoro, las armas de fuego, en cualquier supermercado de carretera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_