Los candidatos llaman al voto útil tras el fiasco de 2002
El último sondeo señala un empate entre la socialista Royal y el conservador Sarkozy
El recuerdo del fiasco de 2002, la memoria de las movilizaciones contra el ultraderechista Jean-Marie Le Pen en las dos semanas previas a la segunda vuelta, sigue viva en la sociedad francesa. Pero la posibilidad de que el domingo se produzca de nuevo una sorpresa no se puede descartar. Le Pen parece lejos de poder repetir su hazaña, en gran parte porque la descarada derechización del discurso del conservador Nicolas Sarkozy parece estar teniendo efecto entre los posibles votantes del Frente Nacional (FN).
El movimiento del candidato conservador hacia la derecha radical abre grandes espacios en el centro político que reclama François Bayrou, más aún cuanto la socialista Ségolène Royal intensifica su perfil de izquierdas.
Cualquiera de los tres sigue teniendo posibilidades de entrar o salir de la segunda vuelta. Ayer, sin embargo, el sondeo de CSA para el diario Le Parisien colocaba a Royal y Sarkozy claramente destacados, y añadía una novedad: por primera vez, para la segunda vuelta, el conservador y la socialista empatan en intención de voto con un 50% cada uno.
No es de extrañar que en los pocos días que quedan antes de la primera cita con las urnas el próximo domingo, todos los llamamientos de los candidatos incidan en la teoría del "voto útil" o el voto "responsable", como le llaman algunos. Desde la izquierda la consigna es clara: la candidata socialista no puede quedar de nuevo fuera de la segunda vuelta. Una encuesta publicada ayer por Libération señalaba que para un 61% de los franceses, la eliminación de Royal sería "grave", una cifra que sube hasta el 77% entre quienes se definen como de izquierdas.
Los cinco candidatos de extrema izquierda y la candidata de Los Verdes se desgañitan intentando evitar este efecto. Tienen sus razones. La principal es que si no consiguen el 5% de los votos la subvención pública se divide por 10 y se queda en algo más de 800.000 euros.
Si Sarkozy quiso el lunes ponerse en la piel del general De Gaulle, el padre de la V República, Royal se vistió ayer de François Mitterrand. En la localidad de Nantes, en el mismo lugar en el que el presidente socialista dio el último mitin de la campaña que le llevaría a la presidencia, la candidata socialista disparó contra los gastos de representación que corresponden al inquilino del palacio del Elíseo, un presupuesto faraónico que Jacques Chirac se ha encargado de hacer crecer vertiginosamente durante sus 12 años de mandato. "Tenemos que acabar con esta deriva monárquica que consiste en creer que un jefe de Estado puede gastarse el dinero público sin límites ni control", dijo.
El centrista Bayrou, pese a que los sondeos le dan a la baja, comprueba cómo va quedando vacío el espacio de centro y sueña con dar la sorpresa. Ayer calificaba de representante de la "izquierda arcaica" a la candidata socialista. Pero, para la segunda vuelta, la posibilidad de una alianza de Bayrou con Royal sigue abierta. Sugerida estos últimos días por pesos pesados como el ex primer ministro Michel Rocard, Bernard Kouchner o Claude Allègre, pese a haber sido rechazada por la dirección del PS, nadie la descarta para la segunda vuelta. Ayer mismo, un personaje como el eurodiputado ecologista Daniel Cohn-Bendit, antiguo héroe del mayo de 1968 parisiense, insistía en ello en una entrevista a Le Parisien, señalando que es la única manera de hacer frente a Sarkozy.
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