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Tribuna
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Contemporánea

El discurso del arte contemporáneo suele ser un discurso pueril, una traducción de iconos y mitos que pertenecieron a otro siglo, el XX, que al parecer ahogó con sus tragedias todos los discursos ideológicos de cierta enjundia, agotados e impotentes ante la más terrible realidad. Entrados ya en el XXI y digerido el horror como parte de la cotidianidad, que lo actualiza en otros tipos de guerras y exterminio, el arte -como la ética, que debe ser "sin dolor", al decir de Lipovetsky- debe despojarse de la profundidad, dejar al espectador toda la responsabilidad sobre los discursos y el sentido, cuando el espectador de hoy está tan perplejo que sólo pretende huir se sí mismo. Así, actualmente es más fácil vender un jarrón virtual que un solo poema de Goethe, por ejemplo, y la red está repleta de agujeros negros y laberintos virtuales que con la excusa del Arte con mayúsculas son capaces de lobotomizarte con su nadería. Pero también hay oasis, sin embargo, galerías "virtuales" -para entendernos, pues no son ni irreales ni probables: existen en la realidad- que se han convertido en el escaparate de proyectos de arte de gente nueva, arriesgados y multidisciplinares.

Es la idea con la que se creó Contemporánea Centro de Arte (www.contemporanea.org), cuyo responsable, Mario Martín Pareja, siempre se ha implicado personalmente en el proceso creativo de sus artistas, haciendo incursiones además en cuanto puede en la música y siendo comisario de exposiciones como Apocalypse, que tuvo un éxito rotundo en Granada, pero también en ciudades tan exigentes como Barcelona y Madrid. Es otra de las directrices de Contemporánea, pues al ser un espacio abierto y exigente, su radio de acción abarca toda la península, y a través de la red compite con cientos de miles de espacios y museos. Así, sólo en los últimos meses, Contemporánea ha colaborado con la Fundación Municipal de Cultura de Valladolid para mostrar la obra gráfica de Antonio Saura (1930-1998) o con el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para la exposición Seguir vivo del dúo de videoartistas Masbedo (Jacopo Bedogni y Niccolo Massazza) y el escritor Michel Houellebecq, exposición que tendrá continuidad este año con su andadura por Andalucía y México y que ha tenido su colofón con el lanzamiento mundial del libro + dvd del mismo título. En sus textos, el francés vuelve a demostrar que es uno de los intelectuales que mejor representa la actual crisis del mundo occidental, impregnándolos con un perturbador malestar existencial y dejando sólo dos puertas abiertas a la salvación: el amor y el sexo.

Además, en Contemporánea, los artistas que han pasado por la galería tienen su espacio permanente en la sección Artistas (Xavier Montsalvatje, Marta Serna, Juan José Rosado, Iñaki Larrimbe o Carmen Pinuaga, entre otros), y un espacio temporal de exposición en CCA; e incluso cualquier creador puede mostrar sus obras en Open Gallery, sección con la cual se desmitifica la aparente opacidad del mundo del arte contemporáneo. Y es que yo creo que Mario Martín Pareja es un verdadero mecenas, si bien ha sustituido los palacios por Internet, y a la superficialidad del arte más efímero opone trabajo, rigor y constancia. Como a Contemporánea, es esa mezcla de sensibilidad y energía lo que le caracteriza; y siempre que pienso en él recuerdo una frase de Goethe, al que citaba al comienzo, y con el que cierro el círculo de estas palabras: "Lo que puedes hacer, o sueñes que puedes hacer, empieza".

José María Pérez Zúñiga es escritor; su última novela es Rompecabezas (Seix Barral).

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