Tres kamikazes integristas hacen estallar sus cinturones bomba en Casablanca
La policía marroquí mató a un cuarto terrorista antes de que accionara el detonador
Tres terroristas kamikazes se quitaron ayer la vida en Casablanca al hacer estallar sus cargas explosivas para evitar ser detenidos por la policía. Las detonaciones causaron la muerte de un inspector y heridas a más de 20 personas. Las fuerzas de seguridad, que mantuvieron cercado durante casi todo el día el barrio popular de El Fida, en la capital económica de Marruecos, mataron a tiros a un cuarto terrorista antes de que accionara su cinturón bomba.
El terror vuelve a sacudir Casablanca después de los atentados suicidas de 2003, en los que murieron 32 personas.
"La policía había emprendido una redada para capturar a tres hombres que preparaban atentados en Casablanca y rodeó durante la noche la casa en la que se encontraban", informó ayer el jefe policial adjunto de Casablanca, Mohamed Muadab. Al saberse rodeado, uno de los terroristas salió al exterior en torno a las cinco de la madrugada (las siete, hora peninsular española) con un sable. Después mostró un cinturón bomba para intentar amenazar a las fuerzas de seguridad, pero los agentes le mataron a tiros, y siempre según la información de Muadab, provocaron el estallido de su cinturón bomba.
Al escuchar la explosión, un segundo terrorista se asomó a la azotea de la casa de dos pisos de El Fida y saltó a la terraza de un inmueble vecino antes de hacer estallar también la carga explosiva que llevaba. La policía selló el barrio de El Fida, pero, a primera hora de la tarde, un inspector murió al ser alcanzado por la explosión provocada por un tercer kamikaze escondido a unos 150 metros de la casa donde se ocultaba el grupo terrorista. Su cuerpo desmembrado quedó tendido en medio de la calle. Dos policías y un niño que se encontraban en la zona resultaron también heridos.
Un tercer kamikaze se quitó la vida anoche cuando se vio acorralado por la policía. "Al menos 19 personas, incluyendo cinco policías, resultaron heridos", explicó un agente testigo de la explosión, que añadió que parecía que el suicida se colocó deliberadamente entre los uniformados antes de detonar su cinturón.
El primer terrorista, que murió abatido a tiros, fue identificado como Mohamed Rachidi, alias Warda, de 37 años. Era buscado por la policía marroquí por su relación con los atentados cometidos por 11 suicidas en Casablanca en 2003, en los que murieron 32 personas, varios de ellos en la sede de la Casa de España.
La casa en la que vivían los miembros del comando había sido alquilada hace unos dos meses por Rachidi, según informó la propietaria: "Ya sé que tenía que haberle pedido sus papeles, pero, como se presentó con su mujer y su hija, me pareció una familia completamente normal".
Explosión en un cibercafé
La policía marroquí buscaba a los integristas en el marco de la investigación sobre la explosión en un cibercafé de Casablanca el pasado 11 de marzo. Un hombre llamado Abdelfetá Raydi murió al hacer estallar una carga explosiva, y causó heridas a un supuesto cómplice y a tres clientes del local. No parecían tener la intención de atentar contra el establecimiento, según la fiscalía, que sospecha que la explosión se produjo accidentalmente.
"Se trata de una organización terrorista que se encontraba aún en fase de formación, con el objetivo de perpetrar atentados en el puerto de Casablanca, contra un cuartel de la gendarmería y varias comisarías de la ciudad", dijeron ayer fuentes judiciales. Tras la explosión del cibercafé, 31 personas han sido detenidas por su presunta relación con los hechos.
Mohamed Darif, experto en el islamismo marroquí, asegura que resulta difícil sostener, como dice la policía, que el grupo de Casablanca no tiene conexión con el exterior. "Parecen seguir las órdenes del número dos de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, de hacerse estallar antes de caer en manos de la policía", argumenta.
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