600 años del Canciller de Ayala
La Diputación de Álava homenajea al hombre que se enfrentó a Pedro el Cruel
Se cumplen ahora 600 años de la muerte de Pero López de Ayala, Canciller Mayor de Castilla, el alavés que fue uno de los personajes más interesantes de su época por su decisiva participación en los aconteceres políticos y religiosos que le tocó vivir, además de ser el último exponente del movimiento literario conocido como Mester de Clerecía.
Con este motivo, la Diputación de Álava ha previsto una serie de actos para estos meses que incluye una exposición en la catedral nueva, diversas publicaciones y conferencias sobre la vida y obra de este alavés y otros eventos, como un matasellos conmemorativo, conciertos de música medieval, teatro, recitales y danza de la época, y muestras de cetrería y monta.
Guerrero, diplomático y mecenas, López de Ayala fue representante del Mester de Clerecía
Aunque los historiadores no llegan a ponerse de acuerdo, la opinión más generalizada es que quien fuera canciller nació en Vitoria, si bien pasó sus primeros años en el solar familiar de Quejana, en las cercanías de Amurrio.
Desde la lejana Toledo había venido su padre Fernán Pérez de Ayala para hacerse cargo del señorío de su linaje donde se incluían plazas importantes como Orduña, Llodio y Orozko. Aquí fundaría el convento de San Juan de Quejana y haría realidad el fuero de la Tierra de Ayala, en 1373.
La exposición que se verá en las naves laterales de la Catedral Nueva de María Inmaculada tiene muy en cuenta estos detalles, para entender la figura del canciller. La muestra está dividida en tres secciones. La primera dedicada a Quejana y su entorno geográfico, con comentarios del escritor Bernardo Atxaga; la segunda se centra en las figuras de Fernán Pérez de Ayala y del cardenal Barroso, tío abuelo del canciller, y la tercera está asignada exclusivamente a Pero López de Ayala.
Quedará suficientemente explicada la influencia decisiva que tuvo en la asunción de la casa de Trastámara a la corona de Castilla y con ello a la que sería Isabel la Católica y su participación activa en la resolución del cisma de Occidente con viajes a la sede papal de Aviñón para defender la postura del Reino de Castilla. No obstante, su actividad política y diplomática, los eventos previstos con motivo del sexto centenario de su muerte quieren hacer hincapié en la relevancia cultural que alcanzó como último representante del Mester de Clerecía.
La producción literaria de Pero López de Ayala es muy amplia. Desde el punto de vista histórico, su obra más importante son las Crónicas de los Reyes de Castilla, que abarcan la segunda mitad del siglo XIV y tratan los reinados de Pedro el Cruel, Enrique II, Juan I y Enrique III.
Desde el punto de vista literario, destaca entre todas las obras del canciller El Rimado de Palacio, que escribió durante su cautiverio en el castillo portugués de Obidos. En la primera parte se mezclan temas tan diversos como el cisma de la Iglesia, la gobernación de la República, la presencia en la corte de comerciantes, letrados, recaudadores y arrendadores de impuestos y el poder del rey y sus consejeros. En la segunda parte de esta obra, abundan los poemas dedicados a la Virgen blanca de Toledo, a la de Montserrat y, cómo no, a la Virgen del Cabello de San Juan de Quejana.
Conocedor del francés y del latín, le permitió traducir al castellano los Casos de los Príncipes,de Tito Livio; los Morales, de San Gregorio Magno, la Historia de Troya, de Boecio, o De Sumo Bono, de San Isidoro de Sevilla. Asimismo, escribió el Libro de la Caza de las Aves y, de ahí, las actividades de cetrería que se han programado durante las celebraciones.
Las celebraciones de este sexto centenario recordarán, también, la contribución del Canciller de Ayala a la construcción de significativos edificios de carácter civil y militar, como los palacios de Salvatierra y Orozko, las torres de Barakaldo y Délica, o el monasterio de Respaldiza.
Un hombre polifacético
Entre las obras artísticas del Canciller de Ayala se destaca la capilla del torreón de la Virgen del Cabello, construida para albergar la dotación que sus padres habían realizado al convento de San Juan: "Una imagen de Santa María de oro y tiene en la cabeça un cabello de Santa María y está en un tabernáculo de plata dorado y esmaltado".
Según el propio canciller, el monarca o el príncipe debían tener en su casa "para servir a Dios una capilla muy noble, muy rica, apostada de nobles ornamentos, fermosa, bien ornada, de buenos capellanos muy bien acompañada". El Canciller de Ayala y su esposa, Leonor de Guzmán, convirtieron la capilla del torreón en panteón familiar.
Asimismo, se acepta el mecenazgo y la protección de Pedro López de Ayala en los últimos años de su vida para la construcción del monasterio de San Miguel del Monte o de la Morcuera, de la Orden de los Jerónimos, una orden castellana, en las inmediaciones de Miranda de Ebro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.