Los satélites rompen su techo
El sector vive una segunda edad de oro gracias a las oportunidades que se le abren de nuevos negocios como Internet, la telefonía móvil o la televisión de alta definición
Los operadores de satélites nacieron en las décadas de los sesenta y setenta como proyectos intergubernamentales. Pero al calor de la liberalización de las telecomunicaciones se privatizaron y, desde 2000, se han convertido en objeto codiciado de los fondos de capital-riesgo e inversores financieros.
La estadounidense Intelsat y las europeas Eutelsat y SES Astra se reparten el 63% del mercado mundial y el 77% del europeo, pero aún hay margen para la concentración porque quedan más de 40 pequeños operadores regionales, como la española Hispasat. Todo apunta a que los satélites vivirán un segundo boom gracias a las nuevas oportunidades de negocio que se le abren, como el acceso a Internet, la televisión de alta definición, la telefonía móvil y la demanda de los departamentos gubernamentales.
La creciente demanda de banda ancha no puede ser asumida en su totalidad por los operadores de telecomunicaciones terrestres (ADSL o cable), y el satélite puede ser el camino idóneo para llegar a áreas rurales o remotas.
La televisión de alta definición ya es una realidad. En Europa se emite en casi 50 canales, y el satélite espera que la demanda se dispare de ahora a 2010. El proyecto de la televisión por el móvil está mucho menos desarrollado. Aún no tiene un estándar definido -la UE apoya el DVBH- y sólo hay emisiones piloto, pero el satélite puede ser la solución gracias a su banda de frecuencias.
Además de la pugna empresarial, Europa y Estados Unidos -Galileo frente a GPS- se enfrentan también por imponer su sistema de navegación.
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