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Columna
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Superhéroes

He decidido boicotear los tebeos de Superman en favor de Batman. En otras épocas, todos los superhéroes estaban mal vistos porque las cosas que hacían se parecían a milagros; y los milagros aquí sólo los hacen Dios, su Hijo, el Espíritu Santo, la Virgen María y Santos como Juan Pablo II, el santo express, o San Josemaría Escrivá de Balaguer, el santo con apellidos. Hoy en día, el superhéroe asume el milagro laico y todos a disfrutar con aventuras que van desde lo ñoño y tontorrón a lo filosófico y sociocultural. Pero no todos los superhéroes son iguales. Los hay con superpoderes y los hay que son, sencillamente, tipos cachas con un punto esquizofrénico que les da su encanto particular. Es lo que pasa con Superman, que es un supertipo, y Batman, que es, al parecer, un vulgar humano con insomnio.

Por eso he decidido boicotear a Clark Kent y su álter ego. No pondré publicidad en sus tebeos ni invertiré un duro en sus películas, su merchandising o sus videojuegos. No soporto a estos fulanos que vienen de un planeta en extinción o son terrícolas que -por culpa de una araña radioactiva, una lluvia de partículas espaciales o una explosión nuclear- pueden hacer cosas que el dinero no puede comprar. Es intolerable su actitud parcial e insultante hacia un sector de la población mayoritario (la gente de a pie sin superpoderes) que ya está harto de tanta manipulación. Eso, por no hablar de los escarceos que tienen con los supervillanos, que esa es otra. A mí me pega que acaban aliándose con ellos a la mínima de cambio. Al fin y al cabo, se creen que están por encima del bien y del mal y nos miran a los demás como si fuéramos unos protozoos inmundos sin cerebro. Pero están bajo sospecha.

¿Para qué quiere mister Fantástico (el jefe de los Cuatro Fantásticos) un cuerpo flexible si no es para poder agrandar su avariciosa mano e introducirla en pagos, comisiones y corruptelas urbanísticas de todo tipo? Este patán pretencioso (conocido en la vida civil como Reed Richards) se larga de vez en cuando a otra dimensión con la disculpa de luchar contra el Doctor Muerte, su archivillano particular, y a saber qué es lo que hacen por ahí. ¿Quién me dice a mí que no planean juntos un atentado termonuclear en la estación de Redondela? ¿Y quién me dice a mí que no están entregando la Terra Chá a los mutantes malos de Magneto? Porque es lo que tienen las dimensiones paralelas: que son muchas y a ver quién es el guapo que se planta en ellas con una cámara o una grabadora para pillarles in fraganti.

Sólo me dejan el camino del boicot. Si ponemos a Batman al frente de los héroes de verdad, de los de rancio abolengo, esos con un ADN normal y civilizado, podremos evitar que la Tierra se rompa, que es lo que pretenden estos titiriteros voladores. Gentes de bien como Flash Gordon, Rorshach o el Juez Dredd que reconduzcan un planeta que ya bastante tiene con soportar una crisis de valores, con un cambio climático añadido provocado por tanta superpelea radioactiva. Y hay que colocar a Batman al frente porque, ¿quién si no es más dialogante con un enemigo noble como el Joker? Es un adversario que simplemente está equivocado porque está como una cabra pero, al final, es humano y terrícola, que es lo que cuenta.

Batman tiene don de gentes y puede convocar nuestras manifestaciones en tiempo real con la bat-señal, no como los supertipos, que se pasan los mensajes para dar un golpe de mano, a través de ondas misteriosas transmitidas por el hiperespacio. Y sólo él es de fiar a la hora de parar estas invasiones de extraterrestres sin papeles que actúan bajo las consignas de tipos tan repugnantes como Linterna Verde, que es humano pero tiene un aparatito que le hace todo el trabajo milagroso. Un traidor ecologista, vaya.

Como estamos en época de recogimiento y tradición, es de justicia dar a Dios, y sus auténticos acompañantes, el monopolio del milagro; y hay que enseñar en los quioscos los valores éticos y estéticos de una Tierra centrada en el humanismo y la religión. Lo dicho: voy a boicotear a Superman y sus supersecuaces hasta que se vayan a vivir a Kriptón. Y lo voy a hacer como que me llamo Bruce Wayne. julian@discosdefreno.com

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