Consulta a los europeos
Los eurodiputados Carlos Carnero y B. Geremek propugnan una consulta a los ciudadanos europeos desde las instituciones a desarrollar previa o posteriormente a la Conferencia Intergubernamental (CIG) prevista para sacar del impasse el Tratado Constitucional antes de 2009. Los autores toman cómo ámbito de la consulta todo el electorado de los 27 Estados y hacerlo de una sola vez, lo que evitaría el gran error de los referendos nacionales y espaciados.
Y proponen una pregunta múltiple, aunque corta, que recaería sobre tres o cuatro apartados, tales como política exterior común, defensa europea, seguridad energética, etcétera. ¿Quid non justicia e interior, inmigración, clima, etcétera? No acabaríamos: la dispersión en las respuestas multiplicaría la de las preguntas. Y es que la consulta base, en que nos jugaríamos la construcción europea, no puede rebajarse a técnicas de eurobarómetro.
Sé que encararse con el ciudadano acerca de "Constitución, sí o no" acarrearía por su abstracción una lamentable falta de respuesta.
Pero podría concretar más, hablar, por ejemplo, de la opción a una democracia europea con división de poderes, capaz de decidir en lo competente por encima de los Estados.
Y hay que aunar esfuerzos. La actual campaña de las Juventudes Federalistas, que utiliza anticipadamente el artículo I-47 del Tratado Constitucional sobre iniciativa popular a partir del millón de firmas podría, conseguidas éstas, ser acogida por el Parlamento Europeo. Los artículos 192.2 y 194 del Tratado vigente harían su juego. Y, como remate, la segunda papeleta en las urnas de junio de 2009: ahí sí un "sí" o un "no". Que nadie se escape.