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Reportaje:

Treinta años que hacen historia

La revista 'L'Avenç' aprovecha su aniversario para analizar la evolución de Cataluña

La comparación de las dos pirámides de población de Cataluña en 1975 y 2005, que encabeza este artículo, basta para mostrar de un vistazo lo mucho que ha cambiado el país en estos 30 años, en los que ha pasado de tener 5,6 a 7,1 millones de habitantes, pero cada vez más viejos. Son unos cambios demográficos que se analizan de forma exhaustiva en el primero de los artículos -firmado por Anna Cabré y Andreu Domingo- del dossier Catalunya, 30 any després, con el que la revista L'Avenç celebra sus tres décadas de existencia. Ha sido ésta una celebración menos espectacular que la de hace cinco años, cuando también conmemoraron sus 25 años de vida, pero que marca el inicio de una nueva etapa, tras asociarse con RBA el pasado verano, en la que la revista pasa a editarse a todo color, con ligeros cambios de maqueta y una apuesta de futuro por la edición de libros, un sueño largamente acariciado, que empezará en septiembre.

La entrada de RBA en la revista permitirá iniciar en septiembre la edición de libros
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"Comenzaremos con tres libros, esperamos duplicar la cifra en 2008, que dan cuenta de la línea que seguiremos", explica Josep Maria Muñoz, director de la revista. Se trata de una biografia de Josep Soler Barberà escrita por Andreu Mayayo, la traducción de varios textos de Fernando Pessoa (que llevará por título Escrits sobre Catalunya i Iberia), y la recopilación, retocada, de los Pinyols d'aubercoc que escribió el periodista Emilio Manzano en la revista el pasado año.

Pero esto es el futuro. De momento, el dossier del número de aniversario que esta semana se ha puesto a la venta en los quioscos (cinco euros) aporta un análisis amplio de la evolución de Cataluña durante estas tres décadas en los ámbitos de la economía (analizado por Jordi Maluquer), la política (Xavier Arbós y Miquel Caminal), los medios de comunicación (Josep M. Ruiz Simón), la educación (Joan Manuel del Pozo), la historia (Josep Fontana) y la cultura (Josep Maria Muñoz).

"Creo que el resultado conjunto de los artículos refleja el momento de desencanto general en el que estamos", indica el director de la revista. "Hemos intentado no caer en un debate centrado en exceso en el presente. En estos años ha habido muchos cambios, y muchas cosas son positivas, pero aún así resulta evidente este momento desencantado que vive hoy la sociedad catalana en muchos aspectos. Se ve en la relación con España, con el fracaso tanto de la operación reformista de mediados de los años ochenta como en la operación federalista de Pasqual Maragall; en una economía que, pese a ser productiva y rica, no revierte después en el ciudadano catalán porque los ingresos los reparte el Estado en otros lugares, o en cultura, en donde tendría que haber pasado el momento de la normalización como algo coyuntural y plantearse un apoyo más firme y estructural a la cutltura catalana".

L'Avenç nació en abril de 1977 con el objetivo de que esta revista de historia fuera "un instrumento del catalanismo progresista", recuerda Ferran Mascarell, ex consejero de Cultura de la Generalitat y uno de los fundadores de L'Avenç. "Creo que hicimos una revista muy abierta, plural, nada sectaria y que gustó a la gente, aunque nunca complació a los gobiernos convergentes porque contradecía su particular manera de entender el pasado".

A juicio de Mascarell, durante estos años la sociedad catalana ha cambiado mucho y "se ha diluido el catalanismo unitario que impregnaba los planteamientos progresistas de finales de los años setenta y principios de los ochenta. La catalanidad se ha hecho más fuerte porque la democracia le ha sentado bien, pero el catalanismo es cada vez más débil".

A su juicio, la revista ha reflejado esta evolución, ha mantenido la pluralidad de voces y la evolución de la historiografía. "Ha permitido apreciar cómo ha cambiado la mirada que tenemos sobre nosotros mismos", indica Mascarell, que comenta también las vueltas que da la vida. Si hace ahora 30 años participaba en los inicios de la revista en reuniones entusiastas en el desaparecido bar Velódromo, ahora en cierta manera vuelve a participar en su futuro desde la cúpula de RBA, grupo mediático del que es consejero delegado, encargado del apartado de proyectos audiovisuales. "Estamos en conversaciones y seguro que saldrán proyectos en un futuro próximo", señaló ayer Mascarell. "Se abren nuevas posibilidades", confirma Muñoz, responsable de la apertura de la revista hacia otros ámbitos culturales más allá de la historia. Aunque, eso sí, ésta seguirá siendo su principal razón de ser.

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