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Reportaje:

Arcelor Mittal mira de nuevo a Europa

La primera siderúrgica revisa los cierres de altos hornos en la UE y apuesta por la minas

"Estamos convencidos de que podemos aumentar la producción en Europa". Lakshmi Mittal, presidente ejecutivo y principal accionista de Arcelor Mittal, quiere cerrar la fusión de las dos primeras siderúrgicas del mundo el próximo julio. En un año la familia Mittal ha tomado las riendas de su negocio y ha dado un giro brusco a la estrategia de Arcelor. La apuesta por la globalización está acompañada por una revisión de los planes para cerrar altos hornos en Europa y por una integración acelerada de las minas en el negocio siderúrgico.

El objetivo final de los Mittal en Arcelor es la globalización, el estar en todos los mercados y en todos los continentes, y el ser el número uno

En junio del pasado año Arcelor se rindió ante Mittal y el único precio aparente fue la salida de su primer ejecutivo, Guy Dollé. Parecía que la estrategia Arcelor seguía viva, pero no era sino una imagen. Mittal en menos de un año ha demostrado por qué en 30 años ha construido un imperio del acero y ha sido merecedor del título de Personaje de 2006 para el diario británico Finantial Times. La combinación de su instinto para los negocios y su carisma personal le ha llevado a recoger lo mejor de Arcelor y a cambiar lo necesario.

La primera siderúrgica mundial mantiene firme la apuesta por el precio. Arcelor llegó a renunciar al volumen y apostó por el acero de calidad, especialmente ligada a industrias como el automóvil, de alto valor añadido. Esta apuesta sigue firme, sólo que ahora nadie cuestiona el volumen. La producción de la primera siderúrgica mundial (118 millones de toneladas) triplica la del segundo productor, Nippon Steel.

Con la amplia sonrisa incrustada en su rostro, Lakshmi Mittal, siempre acompañado de su hijo y director financiero, Aditya, ha iniciado un proceso de revisión de dos de los viejos estandartes de Arcelor: el Plan Apolo y la inclusión de las minas en el negocio.

El Plan Apolo que se lanzó y se negoció con los gobiernos hace dos años afrontaba una racionalización de la producción en la Europa occidental. El objetivo era proseguir con la expansión internacional y sobre todo llegar al mercado de Estados Unidos a través de Brasil. Arcelor entendía que Europa era un mercado caro con un exceso de altos hornos. Además, el peso de la contención de las emisiones de CO2 por el Protocolo de Kioto favorecía esta política.

El miércoles pasado en Bruselas (Bélgica), Lakshmi Mittal anunció que la capacidad de producción de Europa occidental podría aumentar, que los costes eran inferiores a los de Estados Unidos y los precios los más altos del mundo. Así, señaló que reconsideraban el Plan Apolo. Lo mejor del anuncio es que el anterior vicepresidente de la dirección general de Arcelor, Michel Wurth, y ahora responsable mundial del acero para el automóvil y del acero plano en Europa, fue el encargado de defender la propuesta. Es más, aseguró que le ha resultado fácil pasar en un año de opositor a la integración a firme defensor del proyecto.

Lieja y Florence

Los altos hornos de Florence en Francia y Lieja en Bélgica estaban destinados al cierre. El personal sería jubilado de forma razonable y pactada, y había un acuerdo total con los gobiernos. Ahora el proyecto está en fase de reconsideración. Lieja se encuentra en situación más complicada, dado que uno de sus dos altos hornos ya ha dejado de producir acero. Mantener un solo horno abierto es caro, lo que hace más complicado revertir la operación.

La idea inicial era mantener tanto en Lieja como en Florence la laminación, es decir, los procesos de transformación de un acero producido en otras plantas del grupo. Mantener intacta la planta de Florence puede ser más fácil, aunque su futuro está en gran parte ligado a las emisiones de CO2. Los derechos de emisión de esta planta desaparecen en 2012 y a partir de esa fecha, si Arcelor Mittal la quiere mantener activa deberá lograr la transferencia de otros derechos. En todo caso, la voluntad es mantener las instalaciones porque ahora sí se cree que son "eficientes".

Además de la revisión de los cierres previstos en Europa, Arcelor Mittal ha decidido integrar plenamente la minería en sus actividades. Durante muchos años las siderúrgicas optaron por dejar las minas en manos de terceros. Sin embargo, esta teoría se ha abandonado. Las empresas del acero han cambiado de estrategia al sentirse en una especie de sándwich. Sus clientes, especialmente del automóvil, están muy concentrados, y sus suministradores de mineral de hierro también. El resultado eran variaciones en el precio de sus productos no deseadas o la imposibilidad de imputar las subidas de las materias primas al comprador final.

Arcelor cuenta ya con un autoabastecimiento de hierro de un 45% y la idea es ir al alza. Así, Mittal anunció el miércoles que oficialmente esperan llegar al 65% de autoabastecimiento, pero que su idea final es estar en un 75%. Arcelor Mittal cuenta con las minas propias y con las "cautivas", aquellas en las que ha logrado contratos de explotación y suministro a largo plazo en exclusiva. Así, por ejemplo, el reciente acuerdo con el Gobierno de Liberia.

El objetivo final es la globalización, estar en todos los mercados y en todos los continentes, ser el número uno total. Mittal no descarta en este camino nuevas integraciones y considera que en dos o tres años debe haber dos siderúrgicas que se coloquen en una producción de entre 150 y 200 millones de toneladas. Los dos primeros objetivos son China, donde desea aumentar su presencia y se encuentra a la espera de la decisión del Gobierno sobre Laiwu Steel, y la India, donde tienen previsto invertir 6.800 millones de euros previsiblemente en el Estado de Orissa, en minas y producción de acero.

No hay previstas inversiones extraordinarias, pero las regulares alcanzan cifras más que razonables. Este año destinarán a nuevas plantas o a mejoras de las existentes entre 4.500 y 5.000 millones de dólares.

El pasado año el beneficio neto (después del pago de los impuestos) agregado de Arcelor y Mittal fue de 6.349 millones de euros, un 4,4% menos que el anterior debido a la aplicación de una tarifa del impuesto de sociedades mayor. El beneficio bruto de explotación (Ebitda) en 2006, que aumentó un 1,2%, y se colocó en 12.161 millones, con unas ventas totales de 70.534 millones, un 9,5% más que en 2005.

Imagen de archivo de las instalaciones del grupo Arcelor en Asturias.
Imagen de archivo de las instalaciones del grupo Arcelor en Asturias.

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