Pastel de trufa con vistas a Barcelona

Sólo hay que llegar. Llegar para disfrutar del presente, pero también del pasado. La Font del Gat fue un lugar privilegiado en la montaña de Montjuïc, en Barcelona, donde los catalanes desde principios de siglo celebraban bodas, bautizos y comuniones. Hoy es una agradable terraza para comer y cenar con vistas a la ciudad y con un pequeño restaurante en su interior. Con un menú de 11 euros al mediodía, el cocinero Pau Reventós regenta este local con una cocina que define como catalano-internacional. "Es un lugar muy apreciado por los extranjeros, que llegan gracias al boca a boca. Salimos en muchas de las guías internacionales", explica.

El Cafè La Font del Gat está ubicado en los Jardines Laribal, diseñados por el paisajista francés Jean Claude Forestier en 1929 en plena montaña de Montjuïc, cerca del Teatre Grec. Se llega a pie y también hay un autobús que deja justo delante, el 55. En el interior caben 30 comensales y en la terraza hay espacio para 70. El resto del edificio, de propiedad municipal y construido por Josep Puig i Cadafalch para la Exposición de 1929, se alquila para actos.

Para picar se pueden probar las virutas de foie con caramelo de Módena, uno de los platos fuertes de Reventós. La carta es variada y se pueden degustar platos como la ensalada de frutas y queso parmesano (10 euros); el escabeche de atún con tartar de tomate (11 euros) y la tempura de verduras (8 euros). Entre los segundos platos, la casa recomienda el suquet de pescado (18 euros), las mollejas de ternera salteadas (10 euros) y el carpaccio con rúcula y trufa (15 euros). De postre se puede optar por la crema catalana (3 euros), el coulant de café (6 euros) y un helado de vinagre y frambuesas (5,50). La especi

alidad es, sin duda, el pastel de trufa.