Barberá ha abierto ocho solares en nueve años en El Cabanyal
Los vecinos denuncian el deterioro causado por los derribos
Faustino Villora, portavoz de la plataforma Salvem el Cabanyal, mostró el malestar del barrio en mitad del pleno del Ayuntamiento de Valencia celebrado ayer, por el plan municipal de expropiaciones y derribos para rehabilitar su barrio. "Tras nueve años sólo hay ocho solares que acentúan el deterioro", denunció el vecino. El PSPV reclamó menos descampados y más inversión en rehabilitaciones de edificios.
Villora tomó la palabra para dirigirse a la alcaldesa. La nombró tres veces. Rita Barberá ni le miró, estaba leyendo el resumen de prensa del día. Aún así, el vecino del Cabanyal aprovechó sus tres minutos de pleno para denunciar el deterioro del barrio, después de casi diez años de reformas prometidas. "Hace nueve años que venimos luchando y sólo hemos visto solares sin apenas una valla protectora. El barrio sigue deteriorado". Para demostrarlo desplegó unas fotografías de los descampados plagados de escombros. La alcaldesa tampoco dirigió su mirada al palco desde donde recibía la crítica.
La denuncia de Villora fue apoyada por el concejal socialista, Francisco Carsí, que pidió más ayudas para rehabilitar edificios y menos dinero para derribos. El concejal de Grandes Proyectos, Alfonso Grau, contestó presumiendo del apoyo que sus planes para la zona han tenido en las urnas. "Los vecinos han refrendado nuestra gestión hasta tres veces". Carsí recordó que en El Cabanyal el voto de las últimas elecciones locales fue "mayoritario de izquierdas". "Gracias por reconocer que creará un tripartito", contestó Grau suponiendo un pacto electoral del PSPV, EU y el Bloc.
La disputa parlamentaria dio la espalda a la protesta vecinal, que exige una solución para el entorno del barrio marítimo que en parte está protegido como Bien de Interés Cultural. El pleno municipal aprobó ayer la delegación del Ayuntamiento en la Generalitat Valenciana para gestionar las futuras expropiaciones necesarias para ampliar la avenida de Blasco Ibáñez. Desde su creación, la sociedad pública Cabanyal 2010 ha conseguido adquirir sólo 58 inmuebles, a pesar de que el concejal Miguel Domínguez, prometió en 2002 que todos los propietarios aceptarían la oferta de Aumsa, como le recriminó Villora.
La intervención del portavoz vecinal provocó un debate sobre la libertad de expresión. Antes de su intervención, Barberá denegó a Villora su petición de hablar desde un palco en el que no hubiera pancartas que le violentasen. El hemiciclo está plagado de seguidores de la alcaldesa que copan los lugares destinados al público. Juan Soto, concejal del PSPV, pidió a la primera edil que se facilitara un lugar para que los vecinos pudieran intervenir sin tener que hacerse la foto sobre pancartas con eslóganes "voraces".
"No tenemos la culpa de la voracidad. Si sólo hay pancartas a nuestro favor es porque somos más", contestó Barberá. "Les pido mayor voluntad y sentimiento por la libertad de expresión y la democracia", añadió la alcaldesa. "Cuando enseñamos fotografías de las pancartas a gente de fuera de Valencia nos da vergüenza", exclamó Soto.
"Parece que le haya metido el dedo"
En mitad del debate sobre la libertad de expresión en el pleno municipal celebrado ayer, Miguel Domínguez, concejal de Seguridad Ciudadana del PP en el Ayuntamiento de Valencia, respondió a una crítica de la concejal de EU, Victoria González, en los siguientes términos: "Tranquila. Parece que le haya metido el dedo en algún sitio". Los compañeros y compañeras de partido del edil rieron el comentario machista. "No me ha pedido disculpas. Sólo ha venido otro concejal para preguntarme si me había molestado", explicó González al final del pleno. "Le he contestado: ¿Tú qué crees?".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.