El presidente pondrá orden en el tripartito en una cumbre de socios tras Semana Santa
Esquerra admite su incapacidad de marcar perfil ideológico sin que eso afecte al Gobierno
"Montilla no olvida". Un destacado dirigente de Iniciativa resume de esta forma el sentir del presidente de la Generalitat tras la crisis de esta semana en el seno del Gobierno catalán por la escalada soberanista de Esquerra Republicana. José Montilla da el episodio por zanjado y así lo transmitirá hoy en el consejo nacional de su partido (PSC), ante el que hará una encendida defensa de la acción de Gobierno con los presupuestos de este año como ejemplo. Pero de puertas adentro, el presidente todavía no ha dicho la última palabra. Tras las vacaciones de Semana Santa, Montilla reunirá a los máximos dirigentes de los tres partidos que le apoyan para articular mecanismos de cohesión y evitar una nueva crisis.
Los tres socios del tripartito intentan encontrar explicaciones a lo sucedido esta semana en el debate sobre el desarrollo del Estatuto. ERC puso la presidencia de la Generalitat "a subasta" al ofrecérsela a CiU a cambio de aprobar una moción a favor de la independencia de Cataluña. Montilla consiguió evitar la ruptura de su Gabinete, pero no así la moción, que provocó una abierta pugna con los nacionalistas, que a la vez presentaron otra en el mismo sentido. El democristiano Josep Antoni Duran se distanció ayer de esta escalada soberanista convergente.
A toro pasado, todos admiten que la iniciativa de los republicanos fue un inmenso error. Los socialistas, porque creen que el incidente ha restado credibilidad al Gobierno y ha dado alas al PP. Iniciativa, porque considera que ERC ha vuelto a demostrar su "inmadurez" y su división interna, lo que origina inestabilidad al Gobierno. Y para Esquerra, porque su número tres, Xavier Vendrell, no habría tenido que vincular la presidencia de la Generalitat a la "voluntad de marcar perfil político" con la moción soberanista.
A partir de aquí, todos coinciden en que debe imponerse una cierta cordura para garantizar la cohesión del Gobierno, circunstancia extremadamente difícil en vísperas de unas elecciones. Esquerra afronta estas municipales con especial nerviosismo. Las encuestas respecto al Ayuntamiento de Barcelona le auguran un descenso de entre uno y dos concejales (ahora tiene cinco) y podría quedar por detrás de ICV. Además, el 14% de los votos obtenidos en las pasadas autonómicas no garantizan a Esquerra mantener grupo parlamentario en el Congreso. Ahora, algunos en el PSC e Iniciativa se preguntan por dónde saldrá Esquerra ante unas elecciones generales si a dos meses de las municipales "ha jugado" con la presidencia.
Los dirigentes políticos consultados verbalizan diferentes causas a lo sucedido esta semana y defienden distintas soluciones. PSC e ICV culpan directamente a Esquerra, a la que atribuyen una clara división interna entre el sector de Josep Lluís Carod y el de Joan Puigcercós y la incapacidad del primero por imponerse en las filas de su propio partido. Por ejemplo, Carod desconocía el órdago partidista que lanzó Xavier Vendrell además de que sus esfuerzos resultaron inútiles para frenar la moción sobre la independencia de Cataluña. "Algo hay de positivo en la crisis. Al menos esta vez el problema no ha venido de dentro del Gobierno", comenta, optimista, un dirigente del PSC.
Los republicanos, por su parte, admiten serios problemas para encontrar una fórmula que les permita acentuar su perfil ideológico frente a sus socios de Gobierno y, al tiempo, no provocar constantes turbulencias en el tripartito. "Hemos de intentar separar gobierno y partido y, por ahora, no lo hemos resuelto. Además, tener a Carod y a Puigcercós en el Ejecutivo no ayuda a hallar esta solución", comenta un dirigente republicano. Pero el mismo portavoz atribuye también cierta culpa a sus socios gubernamentales. Primero, lamenta que el Gobierno carezca de una estrategia clara para afrontar una eventual sentencia desfavorable del Tribunal Constitucional contra el Estatuto. Y segundo, les achaca cierta deslealtad al "magnificar" la moción soberanista frente al "silencio" de los republicanos respecto a asuntos como el del consejero de Agricultura, Joaquim Llena, o el del secretario de comunicación de Presidencia, Antoni Bolaño.
Ayer, todos los dirigentes del tripartito cerraron filas y proclamaron su unidad frente a la amenaza de moción de censura de CiU, que Montilla retó a Artur Mas a presentar.
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