Lorenzo, una gozada
El español consigue su segunda victoria de la temporada en una de las carreras más vistosas de 250cc
Jorge Lorenzo es un espectáculo. A sus 19 años, el vigente campeón del mundo de 250cc ofrece una versión mejorada a cada carrera que disputa y, con la que consiguió ayer en Jerez, ha conseguido un pleno de victorias en las dos carreras que se llevan disputadas hasta ahora. Si la temporada pasada se la complicó exageradamente el mallorquín, que compaginó actuaciones brillantes con esperpénticos gatillazos, Giorgio tomó buena nota de ello cuando hizo balance, ya con el título en el zurrón, para que en el curso de su consolidación no le ocurra lo mismo. Como ayer dejó cristalinamente claro, ahora está un peldaño por encima del resto de los pilotos que conforman la parrilla. O dos. Cualquiera que sea la situación de carrera en la que se vea inmerso, el español la interpreta de forma inmejorable. Si las características del circuito y su Aprilia se lo permiten, deja plantados a sus rivales y se marcha en solitario, como ocurrió hace un par de semanas en Qatar. Si ocurre lo contrario y la carrera toma los derroteros de ayer, con varios pilotos adelantándose en una sucesión de maniobras tan espectaculares como arriesgadas, Lorenzo es capaz de mantenerse alejado del peligro. Aguarda, al acecho, espera su oportunidad y, cuando considera que ha llegado el momento justo, se arremanga y entra al trapo. Y, de un tiempo a esta parte, sale victorioso por más complicado que se presente el panorama.
'Giorgio': "Ha habido adelantamientos brutales; creía que ya no me acordaba de hacerlo así"
Los tres pilotos que optaban a la victoria se adelantaron más de veinte veces
A diferencia de lo que ocurría tiempo atrás, el piloto balear ya no se inquieta por más que sus rivales le busquen las cosquillas. Ayer lo intentaron Héctor Barberá, su enemigo íntimo, y Andrea Dovizioso, con quien la temporada pasada se jugó el título en un mano a mano que, debido a la flojera que le sobrevino a en el tramo final, se alargó más de la cuenta. Hoy por hoy no hay noticias ni de sus dudas ni tampoco de una precipitación que parecía endémica en él.
Lorenzo exhibe ahora un temple prodigioso, la mejor noticia para un motorista que va sobrado de arrojo. Ejemplo de ello es que ayer se parapetó en la retaguardia, detrás de los primeros, hasta que la agitación inicial se sosegó en el pelotón, aguantó la llegada de Álvaro Bautista y Alex De Angelis y, a falta de cinco vueltas para el final, completó una estrategia brillante.
Una vez rodó por el suelo Barberá al perder contacto con el asfalto su neumático delantero (vuelta 15), Lorenzo, Dovizioso y Bautista se enfrascaron en una trifulca repleta de vistosas maniobras de adelantamiento. Rodaron repetidas veces con las tres motos en paralelo, con los carenados a escasos centímetros de distancia, y sólo se ordenaron en el último momento, formadas en fila, cuando tocó enfilar un viraje. Acto seguido, al salir acelerando, de nuevo el libre albedrío. Fueron más de veinte las veces que se adelantaron entre ellos, lo que ofrece una perspectiva de la belleza de una de las carreras de 250cc más espectaculares de los últimos tiempos. Si Lorenzo y Dovi ya se conocían de anteriores ocasiones, la presencia en la riña de Bautista, el vigente campeón del mundo de 125cc, acabó de animar el cotarro. Subido a una Aprilia de prestaciones similares a las del mallorquín, el talaverano se fue al suelo hace dos semanas, en Qatar, cuando forzó demasiado la máquina. Lejos de verse afectado por el chasco en su debut en la categoría, Bati demostró ayer que, además de unas dotes de pilotaje sublimes, tiene una mentalidad granítica. Sólo así puede entenderse que, en su segunda carrera en la categoría, este risueño español de 22 años se atreviera a plantarles cara, al vigente campeón y al subcampeón, como ayer lo hizo en el trazado andaluz. Se metió Bautista en el fregado para suerte de los más de 138.000 espectadores que rebosaron ayer las praderas, que emitían un estallido atronador cuando las motos abordaban cada apurada de frenada. Hasta que Lorenzo se cansó. "Soy suficientemente maduro para esperar mi oportunidad. Y sé que, normalmente, llega a partir de la vuelta 12", aseguró el español tras la carrera. Esta vez fue un poco más tarde, en la 22, cuando tomó el mando, estrujó al máximo el acelerador, y dejó en la estacada a sus dos amigos que, impotentes, comprobaron como la moto número 1 se distanciaba medio segundo de ellos en sólo una vuelta.
"Soy consciente de que este año, de nuevo, el título se va a decidir al final", reconoció Lorenzo. Y matizó: "Pero, tal y cómo había planteado la carrera, tenía que ganarla. Si no lo hubiera conseguido, me habría sentado fatal. Primero porque me enfrentaba a dos grandes rivales y, segundo, porque ha sido increíble. Ha habido adelantamientos brutales; creía que ya no me acordaba de hacerlo así". Había avisado Giorgio de que, a medida que la carrera avanza, los neumáticos se desgastan y el lastre de combustible disminuye, también se encuentra más a gusto. Cuando se escapó, su renta aumentó al extremo que, al entrar en la última vuelta, era ya de casi un segundo. Entonces se relajó un punto Lorenzo hasta que la bandera ondeó en sus narices tras haber completado una gozada de carrera.
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