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Reportaje:

Las segundas oposiciones

La delegación de Educación de Cádiz investiga si un profesor ciego es apto para dar clases

Antonio José Pérez se presentó a las oposiciones de profesor de Secundaria en 2002, pero no tuvo suerte. Volvió a intentarlo en 2004, y pasó el primer examen, un aprobado que le permitió empezar a trabajar como interino. Entonces nadie le advirtió de que su ceguera suponía un impedimento para ejercer la docencia. Le pidieron, eso sí, un certificado para demostrar su discapacidad: la Junta de Andalucía reserva un 5% de las plazas a discapacitados.

Ahora, un año y medio después de su primera sustitución de tres meses en Córdoba y tras cinco meses en su último destino, el instituto Virgen del Carmen en Puerto Real (Cádiz), Antonio José Pérez se enfrenta a una inspección educativa. Un examen más duro que las oposiciones porque no basta con llevar preparado el temario. Este granadino de 31 años tiene que convencer a un inspector de que, pese a ser invidente, es capaz de explicar Lengua y Literatura, de corregir los exámenes de los estudiantes con la ayuda de un asistente y de conseguir, incluso, que algunos de sus alumnos de la clase de refuerzo aprueben. "Mis clases se desarrollan normalmente, con la única diferencia de que no puedo escribir en la pizarra. Eso les permite a ellos participar más", explica. Reconoce que, a veces, los alumnos se desmadran: "Los hay buenos y malos, como en todas las clases, pero es el contexto general de la educación hoy".

El profesor cuenta que sintió tristeza cuando recibió la visita del inspector. "Me dio pena que viniera con un prejuicio. Dijo que mis alumnos podrían recibir una educación deficitaria en comparación con el resto porque no puedo corregir los trabajos en tiempo real, y porque la vista no se pude suplir con ningún sentido para controlar las clases. Argumentó que, cuando un profesor, de repente, se queda ciego, se le da la incapacidad". Pero su caso no es el mismo. Nació invidente.

El delegado de Educación en Cádiz, Manuel Brenes insiste en que aún no se ha tomado ninguna decisión. "Si hay una consejería que se distingue por la integración es la de Educación", comenta. Admite que solicitó el informe de la inspección, como parte de su responsabilidad. "Y se ha hecho. Pero no hay ninguna decisión, ni se va a expulsar al profesor". Brenes cree que se ha generado "demasiada alarma" en torno a este asunto y "se han sacado las cosas de contexto".

Quizás por eso, Pérez recibió el jueves un fax en el que la delegación le preguntaba sobre el número de horas lectivas que había invertido en atender a los medios de comunicación que se habían interesado en su caso. La delegación también ha llamado al centro para impedir la entrada de cámaras en las aulas. "Para respetar la ley de protección del menor", aclaran.

El docente cuenta con el apoyo de sus compañeros, que el pasado viernes se concentraron a las puertas del instituto para protestar por el trato recibido por Antonio José Pérez. Y cuenta con su confianza en el sentido común de la Administración. "Creo en la sensatez de la Junta, espero que me deje seguir cumpliendo el sueño que he tenido siempre, trasmitir mi pasión por la Lengua", concluye.

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