_
_
_
_
_

El cura Gabriel Delgado trata de disuadir a jóvenes marroquíes de emigrar sin papeles

Un documental elaborado por la Diputación de Cádiz se proyecta en varias localidades

"Si algún país necesita de mi trabajo es Marruecos", sentencia Abdelmoujoud Oddi, universitario marroquí, de 24 años, en clara sintonía con el cura Gabriel Delgado, quien asiente: "La inmigración no resuelve los problemas de la orilla sur, sino que hace más ricos a los países de la orilla norte". Fue el epílogo, el pasado jueves, de un largo debate en la Cámara de Comercio de Tánger que propició Delgado tras proyectar un DVD con el que pretende disuadir a los jóvenes marroquíes de los riesgos, penurias y mentiras sobre la inmigración clandestina.

Más información
1.429 extranjeros serán sancionados por trabajar sin permiso en 2006

En la proyección, un joven inmigrante marroquí arroja una botella al mar con una carta desgarradora. Va dirigida a su hermano pequeño Said. Tras nueve años en España, intenta convencerle de que no siga sus pasos: que no cruce el Estrecho en los bajos de un camión, como hizo él. Relata su odisea desde que fue detenido por la policía: huyó del colegio en el que fue internado nada más llegar a Cádiz; conoció a Sidi, que esnifaba pegamento en Ceuta, y a Albert, que escapó de Sierra Leona donde le habían asignado un fusil.

Explica su paso por Murcia y bajo los plásticos de Almería, donde dormía en barracones y cobraba sólo cuando trabajaba. Narra su experiencia en la aceituna en Jaén y la fresa de Huelva. Ahora, trabaja de peón en la construcción y por fin ha conseguido papeles. "Pero miro atrás y no merece la pena. No quiero que vivas mi misma angustia", le escribe a su hermano, a quien recomienda una doble salida a la pobreza: "Emigra con papeles con trabajo en origen (...) o quédate allí para construir un mundo distinto donde todos puedan vivir con dignidad en su propia tierra".

Esta última idea es la que gana más adeptos entre los 200 jóvenes y representantes de colectivos marroquíes que atendieron la llamada del cura Gabriel Delgado quien, al frente de la asociación Cardijn, recorre localidades del norte de Marruecos (Tánger, Tetuán, Martil, Larache o Asilah) proyectando la historia de este inmigrante tipo.

El documental, que ofrece la cara más dura de la inmigración con imágenes de cadáveres ahogados, polizones, nichos anónimos, explotación laboral, la actividad de las mafias y condiciones de vida infrahumanas, ha recibido el apoyo del cantante Hakim y el pintor Ahmed Ben Yesef. El vídeo ha sido elaborado por la Diputación de Cádiz.Tras las imágenes, llega el debate buscado. "Antes os conquistamos por la religión, ahora lo haremos por la miseria. No es inmigración, es invasión para huir del hambre", afirma Alí Tabyi, de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

No comparten su opinión Sahaib, Youssef y Sofian, menores de 14 años, que no piensan en emigrar. Embutido en una camiseta del Real Madrid, Nabil, de 18, tampoco. Khadija, de 23, y Khalid, de 21, estudian en busca de un futuro en su país. Sólo Jasín, de 19, opina lo contrario. Delgado intenta convencerle de su error. "No merece la pena la clandestinidad, hay que regularizar los flujos migratorios, todos tienen derecho a emigrar y también a vivir con dignidad en su propia tierra", concluyó ante el aplauso de los asistentes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_