Lavapiés. Viernes 23 de marzo. 14.00
Nuevos vecinos del barrio se organizan en Internet para reclamar seguridad y salubridad
Lavapiés ya no es lo que era o quizá nunca fue lo que se dijo. Lavapiés ya "no pasa". No pasa ni por ser el barrio mestizo y armonioso con más de 50 comunidades de países distintos, ni por ser el barrio alternativo de la nueva bohemia madrileña. Aquello no es El próximo Oriente de Fernando Colomo: se acabó el "buen rollito".
"Vivo en la plaza. Me endeudé. Me temo que el Ayuntamiento está dejando que se degrade"
Y los vecinos ya no pasan "del mercado de droga que hay instalado en sus portales, de la delincuencia y la violencia que genera esa situación, de los menores explotados por los camellos, de la suciedad en las aceras, del secuestro del espacio público que lleva a cabo una minoría incívica en algunas plazas, de la dejación de los poderes públicos...".
Así que Juan Fernández, un periodista almeriense de 36 años que vive en un edificio cercano a la plaza de Lavapiés, se encontró un día con Miguel Gandarillas, un profesor de universidad de 39 que vive por su zona, y de sus bocas salió al unísono el típico comentario rancio de "¡cómo está el barrio!", mientras veían a un niño esnifando pegamento.
Aquello desembocó en una conversación que se extendió como la pólvora por las 20 calles que tiene este barrio madrileño de 50.000 vecinos y una gran concentración de comercios mayoristas, perteneciente a centro y ubicado entre un gran museo, el Reina Sofía, un teatro nacional y un centro cultural de vanguardia como La Casa Encendida.
Y, con el boca-oído, al final, unos diez vecinos comenzaron a reunirse para "hacer algo". Juan, Miguel. Andrés Marquínez, Manuel Vicente Fernández, Elena Yélamos, Daniela Más... Sí, uno colombiano y diseñador gráfico, otro santanderino y cantante lírico, otra madrileña y profesora de instituto, otra brasileña y productora de televisión... Todos entre los 30 y los 40 años y con más de cinco de antigüedad en Lavapiés. "Ya no podíamos más. Empezabamos a pensar en irnos de un barrio que nos encanta pero donde no podemos vivir sin miedo hace un año", comenta Juan. Dicen que han
Sin embargo, el darse cuenta de que no estaban solos, les llevó a optar por la alternativa opuesta: conseguir cambiar el barrio para hacerlo habitable para todos. Y todas esas reuniones espontáneas de finales de verano ya tienen sus frutos. Por un lado una página web en forma de blog (www.vecinosdelavapies.blogspot.com) que se abrió hace una semana y que ayer ya había sido visitada por 2.500 personas. Y, de otro, los centenares de carteles y octavillas que han empapelado el barrio para convocar a una concentración vecinal hoy a las siete de la tarde en la Plaza de Lavapiés.Sin embargo, allí no estarán todos los que son. La Asociación más conocida del barrio, La Corrala, no participará en el acto por considerar que es alarmista y que, aunque esos problemas existen, están en trámites de solución: "No es para alarmar tanto y ya se oyen rumores de posibles brotes xenófobos", dice su presidente, Manolo Osuna.
Mientras, los comentarios se acumulan en el blog: "Vivo en la plaza. Me endeudé como suele pasarnos a los jóvenes para tener un piso. Me da rabia no poder sentarme a leer el periódico en unos bancos llenos de cristales, suciedad e indigentes que han monopolizado ese espacio público... Me temo que el ayuntamiento está dejando que se degrade la zona, para que nos hartemos, vendamos y dejemos el terreno a los especuladores".
El concejal del distrito, Luis Asúa, es consciente de la situación: "No está en el óptimo de la seguridad ciudadana y, aunque entiendo la inseguridad subjetiva, los índices de delincuencia han bajado. Se debe actuar sobre el menudeo de droga". Y asegura que desde 2003 han duplicado la vigilancia policial (de 251 a 429 policías) y la frecuencia de los servicios de limpieza.
Inseguridad, subjetiva u objetiva. Pero algo ha cambiado o está cambiando en Lavapiés.
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