El señor de los 'botijos'

La coordinación entre los agentes implicados es una de las claves del éxito de la intervención en caso de catástrofe. El decreto regulador de la Unidad Militar de Emergencias (UME) prevé que el Ministerio de Defensa suscriba convenios, acuerdos técnicos o encomiendas de gestión con Administraciones y empresas, así como acuerdos con las comunidades autónomas para el acceso a sus redes de alerta.

Pero la primera tarea de coordinación ha habido que hacerla en la propia Administración central, cuyos medios de lucha contra incendios son escasos y dispersos. El decreto de la UME prevé que se adscriban a la misma los medios aéreos hasta ahora operados por el 43 Grupo de Fuerzas Aéreas; es decir, los 14 aviones Canadair CL-215-T del Ministerio de Medio Ambiente, conocidos como botijos o apagafuegos. A ellos se sumarán los diez Canadair CL-415 adquiridos por el Ministerio de Defensa, de los que la UME ya cuenta con uno y antes de fin de año recibirá dos.

Como consecuencia de esta centralización, los créditos que ahora tiene Medio Ambiente para operar y mantener los CL-215T pasarán a Defensa, igual que el dinero destinado a cinco aviones de pistón CL-215 a medida que estos aparatos, que son operados por una empresa privada y se encuentran al final de su vida útil, vayan siendo dados de baja.

En el año 2010, la UME contará con 24 aviones apagafuegos (10 CL-415 y 14 CL-215) y 19 helicópteros, con una inversión global en vehículos de unos 400 millones de euros.

Aunque la UME se ha creado para actuar en España, podría ser enviada al extranjero en caso de catástrofes como el terremoto de Pakistán en 2005. En cambio, se excluye su participación en "emergencias en el mar", como el hundimiento del Prestige, salvo que lo pida el Ministerio de Fomento, "en circunstancias excepcionales".

Tampoco hará tareas preventivas, como la vigilancia de bosques, salvo cuando ya se haya declarado una emergencia.