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Juicio por el mayor atentado en España | 11-M

Seis agentes avalan que la mochila con la bomba desactivada estuvo siempre vigilada

Los policías detallan el viaje del explosivo desde El Pozo al Ifema y desde allí a Vallecas

"Fue un poco caos ese día". Así justificó un agente de la comisaría del Puente de Vallecas que el 11-M no incluyeran la bolsa-bomba encontrada en El Pozo y desactivada en el parque Azorín en el inventario de los efectos a devolver a las víctimas. Seis policías avalaron ayer que el artefacto explosivo fue recogido en El Pozo y que nunca se perdió la cadena de custodia, a pesar de que, junto con otros efectos introducidos en bolsones de basura, fue paseado por medio Madrid: de la comisaría de Villa de Vallecas a la de Puente de Vallecas. de aquí al recinto ferial de Ifema y vuelta a Puente de Vallecas.

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Y por lo que declararon ayer los seis agentes, no sólo fue un poco caos, sino un caos completo, aunque comprensible teniendo en cuenta que los agentes, varios de ellos con un mes de antigüedad, se enfrentaron al mayor atentado de la historia de España, con 191 muertos y más de 1800 heridos, lo que significó cadáveres quemados, cuerpos desmembrados, trenes destrozados y cientos de bolsas y mochilas por todas partes, entre las que había varias bombas sin explotar.

En ese contexto, los abogados reclamaban ayer que los testigos se acordaran de dónde encontraron una bolsa determinada, si tenía el cable azul o negro, si el azul de la bolsa era más claro o más oscuro o si tenía números identificativos.

La policía 88163, que descubrió la bomba en la comisaría de Puente de Vallecas cuando con otro compañero confeccionaba la relación de efectos encontrados en El Pozo, dijo que al examinar el último bulto que contenía una de las grandes bolsas de basura, vio un teléfono móvil azul del que salían unos cables que entraban en un paquete. Como era evidente que se trataba de una bomba, afirmó la agente, lo comunicó a su superior, la subinspectora de guardia, e iniciaron el desalojo de la comisaría y en especial de los calabozos, en los que había detenidos. La agente aseguró que tuvo la bolsa a la vista hasta que los Tedax la desactivaron en el Parque Azorín.

Esta policía afirmó que cuando descubrió la bomba ya llevaba dos horas elaborando el inventario de los efectos encontrados en El Pozo, aunque luego la relación de las bolsas fue completada por otro equipo de la citada comisaría. Sin embargo, la agente no pudo recordar junto a qué otros efectos se encontraba la bomba ni en qué punto concreto del inventario pararon para desactivar el ingenio explosivo.

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Otros cinco policías destinados en la misma comisaría afirmaron que recogieron las grandes bolsas de basura que contenían los efectos de las víctimas y que estaban amontonadas en la estación de El Pozo por orden del comisario y que en dos furgonetas las trasladaron primero a la comisaría de Villa de Vallecas. El responsable de esa dependencia no permitió que se dejasen allí las bolsas y por ello los dos vehículos se dirigieron a la comisaría de Puente de Vallecas. Pero ya había llegado el comisario, quien ordenó que trasladasen los efectos al recinto ferial del IFEMA, donde se estaba centralizando el auxilio a las víctimas de los fallecidos. Las bolsas fueron depositadas en el pabellón 6 y custodiadas por efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP). No obstante, una hora después, los agentes tuvieron que ir a buscarlas y trasladarlas de nuevo a la comisaría de Puente de Vallecas, para su inventario. Todos los agentes aseguraron que las bolsas estuvieron siempre bajo custodia policial, sin que nadie las abriera o las tocara.

Esas afirmaciones desmontan una de las bazas claves de la teoría de la conspiración, defendida por el PP, que parte de la sospecha de que la bomba de Vallecas no fue recogida en la estación de El Pozo, si no que fue colocada allí por alguna mano negra, que tampoco identifican a quien pertenece aunque sugieren que podría tratarse de algún policía afecto al PSOE, con la finalidad de desalojar al PP del poder.

Sin embargo, el letrado de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, Antonio Segura, no quería bromas con el tema y preguntó al testigo: "Durante el tiempo que usted estuvo custodiando esa bolsa, ¿observó que algún policía de la escala superior, de la ejecutiva o guardia civil o alguna otra persona abriese alguna de esas bolsas e introdujese dentro de ella alguna mochila azul?". La respuesta del policía fue tajante: "No".

En la sesión de ayer, otros agentes narraron cómo registraron la infravivienda de Chinchón y encontraron allí detonadores, algunos quemados y otros enteros, y munición, así como un zulo recubierto de aislante térmico, donde presumiblemente se guardaron los explosivos. Otros agentes relataron el registro del domicilio de Hicham y Hamid Ahmidan, primos del jefe operativo de la célula islamista, Jamal Ahmidan, El Chino, donde se encontró grandes cantidades de hachís y éxtasis, así como fuertes sumas de dinero, con el que supuestamente se iba a financiar la operativa del grupo.

Varios de los acusados por los atentados del 11-M, ayer, durante un momento del juicio.
Varios de los acusados por los atentados del 11-M, ayer, durante un momento del juicio.EFE / TVE

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