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Bruselas confía en cerrar mañana el pacto con EE UU

Andreu Missé

El consejo de ministros de Transportes, Telecomunicaciones y Energía de los Veintisiete aprobará mañana con toda probabilidad la liberalización del tráfico aéreo entre Estados Unidos y la Unión Europea, después de cuatro años de negociaciones. El Reino Unido no vetará el acuerdo, conocido también como de cielos abiertos, al alcanzar una fórmula transitoria para que no entre en vigor hasta 2008 en el aeropuerto de Londres-Heathrow, que canaliza buena parte de los vuelos entre ambos continentes, según fuentes comunitarias.

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El acuerdo permitirá a las compañías europeas y americanas volar a todas las ciudades de Estados Unidos y Europa, sin limitaciones. Los vuelos transatlánticos representan el 60% del tráfico aéreo internacional. En las negociaciones estaba prevista la intervención del presidente de Estados Unidos, George Bush, y el premier británico Tony Blair.

Actualmente, a través del Reino Unido se realiza más del 40% de los enlaces entre la Unión Europea y Estados Unidos, en su mayor parte a través de Heathrow, que ha reservado exclusivamente a dos compañías inglesas, British Airways y Virgin Atlantic y a dos estadounidenses, United Airlines y American Airlines, la gestión de este tráfico. El acuerdo deberá ser ratificado posteriormente por Washington el próximo verano y podría entrar en vigor en octubre.

El acuerdo producirá importantes beneficios económicos para los consumidores que fuentes de la Comisión cifraron ayer en 12.000 millones de euros en los próximos cinco años. Las mismas fuentes indican que se crearán más de 80.000 empleos a ambas orillas del Atlántico y un aumento de 25 millones de pasajeros.

El acuerdo abre la posibilidad, tras la preceptiva autorización, de los inversores europeos puedan participar hasta el 50% del capital de las compañías estadounidenses. La Unión Europea había solicitado eliminar completamente esta limitación. Los negociadores comunitarios tampoco han logrado que las compañías europeas puedan realizar vuelos internos en Estados Unidos.

Los medioambientalistas han manifestado su preocupación porque el aumento del tráfico genere un incremento de los gases de efecto invernadero que recalientan el planeta, para lo que plantearon la conveniencia de introducir una tasa sobre el queroseno.

Actualmente 16 países ya disponen de acuerdos de cielos abiertos con Estados Unidos mientras que otros cinco tienen acuerdos bilaterales restrictivos como es el caso del Reino Unido y España.

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