Raikkonen es una bala con Ferrari
Los McLaren de Alonso y el sorprendente Hamilton brillan, pero son casi un segundo más lentos que el coche del finlandés
Si existía alguna duda, Kimi Raikkonen la disipó. El piloto finlandés se subió a su flamante Ferrari, tomó la salida el primero y fue colocando distancia entre él y sus perseguidores a razón de casi un segundo por vuelta. El Gran Premio de Australia, la primera carrera del Mundial de fórmula 1, desveló con claridad meridiana algunas de las incógnitas que se habían planteado en la pretemporada. Ferrari manda. McLaren y sus dos pilotos, Fernando Alonso y Lewis Hamilton, son sus más inmediatos perseguidores. A día de hoy, la situación es ésta. El gran duelo anunciado entre el doble campeón mundial asturiano y el finlandés parece claro que va a producirse. Pero Alonso deberá esperar las primeras evoluciones de su bólido para poder competir con las mismas armas que Raikkonen.
El campeón tuvo una mala salida y perdió su privilegiada posición de segundo en la parrilla
Hamilton fue tercero en su debut, algo que no conseguía ningún piloto desde 1996
En el Albert Park de Melbourne, las posibilidades del español fueron escasas, incluso mínimas. Alonso tuvo una mala salida, afrontó la primera curva por el interior y no pudo evitar verse cerrado por el BMW de Nick Heidfeld y superado también por su compañero de equipo Lewis Hamilton. Así que de golpe perdió su privilegiada situación -había salido segundo tras Raikkonen en la parrilla- y se vio relegado a una preocupante cuarta posición. Sin embargo, el principal problema no era éste. Lo más terrorífico fue constatar ya desde la primera vuelta que las prestaciones del Ferrari permitían a Raikkonen marcar distancias tanto con los McLaren como con los BMW de Heidfeld y Robert Kubica. Era evidente que estas tres escuderías y Renault, que iba inmediatamente detrás gracias a Giancarlo Fisichella, son las que han llegado en mejores condiciones al inicio del curso.
Pero, tal como se suponía desde los penúltimos entrenamientos de Barcelona previos al inicio de la competición, Ferrari fue quien mejor comprendió el funcionamiento de los nuevos neumáticos Bridgestone, el que mejor adaptó su aerodinámica a sus exigencias de adherencia y de desgaste, y el que cuadró el motor más potente. Todos ellos son elementos fundamentales para lograr las mejores prestaciones. Y Ferrari los ha reunido en su F-2007. Por eso, cuando Raikkonen cogió el liderato en la salida todo el mundo comprendió que alcanzarle sería casi imposible.
La carrera dejó de dirimirse por la victoria. Heidfeld, Hamilton y Alonso entendieron que su lucha era ya por la segunda posición. Y el doble campeón mundial vislumbró entonces la posibilidad de concluir en el segundo eslabón del podio, en base a su mucha más amplia experiencia. No le importó que Heidfeld se mantuviera segundo hasta que entró en boxes a repostar en la 14ª vuelta. Sabía que tarde o temprano desaparecería del decorado. Y tampoco pareció preocuparle en exceso que su compañero Hamilton se mantuviera en sus mismos tiempos e incluso los mejorara en muchas ocasiones. No ocurrió nada en el primer repostaje, pero cuando se acercaba el momento de la decisión de la carrera, Alonso tomó medidas. Se acercó hasta colocarse a un segundo de Hamilton y cuando éste entró a su segundo repostaje, el piloto asturiano marcó su vuelta rápida (1m 26,4s) y le arrebató allí el tiempo necesario para salir de su repostaje (también un segundo más rápido que el de Hamilton) por delante del británico.
La carrera había concluido. Todo se había ordenado. Raikkonen era el primero, Alonso, el segundo, y Hamilton completaba el podio en su debut en el Mundial, una hazaña que han logrado 22 pilotos en la historia de la F-1 pero que no conseguía nadie desde Jacques Villeneuve en el GP de Australia de 1996. Por detrás, Heidfeld y Fisichella demostraban que BMW y Renault serán los principales outsiders. Y en sexta posición entró un Felipe Massa que había cambiado el motor -aunque lo que había roto en la clasificación era el cambio- y que realizó una remontada espectacular desde la última posición. La escalada de Massa fue otro elemento básico para la reflexión: su Ferrari era imparable. Igual que el de Raikkonen. Y si no tienen problemas, a Alonso le será realmente difícil superarles en Malaisia y en Bahrein.
Mientras tanto, sus éxitos o fracasos dependerán básicamente de su habilidad de conducción, de que no cometa errores o de que los cometa el hombre que este año intentará arrebatarle el título, Raikkonen. Está claro que tanto Felipe Massa como Hamilton jugarán también sus bazas. Ambos están habilitados para ganar carreras. Pero el duelo fundamental de la temporada, el que deberá dirimir el campeonato, lo disputarán los mismos protagonistas que en 2005. Entonces, Alonso ganó su primera corona mundial montado en un Renault casi infalible y Raikkonen se estrelló en un intento desesperado, hundido por la mediocridad mecánica de su McLaren. Ahora, el finlandés cuenta con toda la capacidad del gigante de Maranello y Alonso ha conseguido que McLaren no plantee problemas mecánicos. Le falta casi un segundo. Si McLaren se lo da a tiempo, el Mundial puede resultar apasionante.
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