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Crónica:Fútbol | 27ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Diego Milito no perdona

El punta argentino da la victoria al Zaragoza y merma las aspiraciones europeas del Atlético

Jordi Quixano

Le alcanzó al Zaragoza con Diego Milito, que castigó y tumbó la única indecisión del Atlético, tan saneado en defensa como renqueante y desabrido en ataque. El tanto de Diego Milito no sólo sirvió para celebrar con alborozo el 75 aniversario del Zaragoza, sino que soliviantó en grado superlativo al equipo, que enlazó con los puestos nobles de la tabla, al tiempo que resquebrajó las intenciones europeas del Atlético, falto de mordiente y de empuje en La Romareda.

Le costó horrores al Zaragoza superar la primera línea de presión del Atlético, que juntaba a los dos delanteros y cuatro centrocampistas en campo propio para ahogar a los medios centros blanquillos. Así, Zapater y Celades se atascaron al no encontrar una línea de pase segura, una solución que destartalara el posicionamiento estratégico rojiblanco. Entre otras cosas, porque Jurado y Galletti se ofrecieron constantemente en las coberturas defensivas en el eje, una vez que los volantes del Zaragoza, obcecados en trazar diagonales interiores, apretujaban el campo. Tremendo estuvo Luccin, que se hartó de robar infinidad de balones al participar en todas las ayudas y, de paso, iniciar casi todas las jugadas ofensivas de su equipo. Pero con el balón en los pies, el Atlético se volvió sumamente predecible.

ZARAGOZA 1 - ATLÉTICO 0

Zaragoza: César; Diogo, Sergio, Gaby Milito (Piqué, m. 46), Juanfran; D'Alessandro, Zapater, Celades, Aimar (Movilla, m. 64); Ewerthon (Sergio García, m. 40) y Diego Milito. No utilizados: Miguel; Óscar, Nery y Longás.

Atlético: Leo Franco; Seitaridis; Zé Castro, Eller (Mista, m. 73), Pernía; Galletti, Gabi, Luccin, Jurado (Marqués, m. 86); Agüero y Torres. No utilizados: Cuéllar; Costinha, Perea, Jacobo y Azcárate.

Gol: 1-0. M. 19. Diego Milito recoge una asistencia de D'Alessandro, recorta en el área interior y bate por alto a Leo Franco.

Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Diego Milito, Sergio, Pernía, Diogo, Galletti y Piqué.

30.000 espectadores en La Romareda.

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Aguirre, de bronca en bronca

Destila el conjunto de Aguirre un fútbol más propio de la Premier, donde las transiciones cortas brillan por su ausencia y prima lo vertical sobre lo horizontal. Su apuesta se fundamentó en los contragolpes, en abrir el cuero a la banda derecha, donde Galletti se empecinó en recorrer metros para buscar un pase en profundidad a los movimientos de desmarque de Torres o Agüero. Pero bien cerrados los espacios por los centrales del Zaragoza, la propuesta se desdibujó por sí sola, por reincidente. Si el ataque, por el contrario, lo inclinaba por el costado izquierdo, Jurado desatinaba. No porque carezca de técnica o de fútbol, sino porque jugaba al ritmo opuesto que requería el resto del equipo, el partido que entendía el Atlético.

Situado sobre la línea de cal, fuera de su parcela natural, Jurado se liaba con regates indolentes y bicicletas inútiles. No combinó con sus compañeros y acabó por borrarse del partido.

Por eso de la presión asfixiante en la medular, el Zaragoza, sin otra alternativa, optó por buscar los pases largos y los cambios de orientación para ensanchar el campo. La zaga del Atlético, sabedora de la velocidad punta de Ewerthon, remedió el apuro al dar un paso hacia atrás y restar metros a las carreras del brasileño. Harto de no tocar la pelota, Ewerthon optó por bajar a buscarla. Y fue ese movimiento el que provocó el desbarajuste del contrario, más pendiente de la movilidad de Ewerthon que del oportunismo de Diego Milito, que aprovechó el hueco que le regaló su compañero y le marcó el pase a D'Alessandro, 40 metros atrás. Fue una asistencia por arriba, por detrás de la espalda de la zaga que habilitó el desmarque del punta. Cuando Diego Milito pisó área, notó el aliento de Fabiano en la nuca. Atento, habilidoso, sacó a relucir su clase y, en vez de chutar, recortó al defensor, ya en el suelo en su intento desesperado por desbaratar la ocasión. Sólo ante Leo Franco, Diegol no perdonó.

Falto de recursos, el Atlético no supo voltear la situación. Se enfrascó en pases de largo alcance que se perdieron por el camino. Más aún cuando el Zaragoza dio cabida a Movilla y alineó a tres medios centros. Más aún cuando Piqué, que sustituyó al griposo Gaby Milito, se destapó como un central marcador excepcional. Torres y Agüero no tocaron la pelota y el Atlético lo pagó. Diego Milito tocó una y el Zaragoza sentenció el partido para atosigar y zarandear la zona Champions.

El defensa del Zaragoza Diogo pelea un balón con Jurado.
El defensa del Zaragoza Diogo pelea un balón con Jurado.EFE

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